Triana Maciel

Empezó sus estudios en Guadalajara, Jalisco (México), en la escuela Las Cabales. A los 16 años obtuvo el primer premio del concurso de coreografía del festival Ibérica Contemporánea y comenzó su carrera en España pasando por algunos de los tablaos más prestigiosos de Madrid, tales como Casa Patas, Las Carboneras y Corral de la Morería, en Barcelona tablaos como Los Tarantos y Casa Camarón y en Granada en La Casa de La Memoria, El Rincón de los Olvidados y Jardines de Zoraya.

Ganadora del premio del concurso de tablao del Villa Rosa y el segundo de Las Carboneras.

Es parte del cartel del Festival Tío Luis el de la Juliana junto con grandes artistas como Trini de la Isla y Gabriel de la Tomasa. Participa en diferentes proyectos de grandes artistas como “Antojo” de Antonio Canales y Mónica Fernández; Flamenco Festival Panamá, con Farruquito, y elabora sus propios proyectos como “Huellas Flamencas”con la escuela de danza Las Cabales en México, colaborando con grandes artistas como Jesús Carmona, Nino de los Reyes o Lucía Campillo. En el último año ha sido parte del cuadro flamenco del bailaor Pedro Córdoba en el prestigioso tablao Garlochi en Tokio (Japón).

Carmen Young

Bailaora de flamenco originaria de la ciudad de Aguascalientes, México. Inició sus estudios de baile en la Academia Flamenco Vive de Aguascalientes y desde entonces ha continuado tomando clases y cursos y participando en festivales y otras presentaciones como artista invitada. Desde los ocho años empezó a tomar cursos con Cristóbal Reyes, con quien estudió durante su estadía en Madrid en 2001. A partir de 2012 ha seguido sus estudios en Madrid y Sevilla, siendo sus principales maestros Antonio y Manuel Reyes, Javier Barón, Luisa Palicio y Milagros Mengíbar; también ha tomado cursillos con Juana Amaya, Choro Molina, Mercedes de Córdoba y Lucía “La Piñona”.

Con 18 años fue repetidora del maestro Cristóbal Reyes en sus giras de 2011 y

2012 y en cursos en diversos estados de México. Fue la ganadora de la beca para Estudios en el Extranjero que otorga el Instituto Cultural de Aguascalientes a través del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes, FECA 2012-2013.

Formó parte de la compañía de María Juncal Bailamos Flamenco como bailaora principal presentándose en el teatro de la Ciudad de México. Se ha presentado en diversos teatros, salas, tablaos, ciclos y distinguidos festivales tanto en México como en Madrid y Bilbao donde participó en el Ciclo “Flamencos y Mestizos” en solitario y junto a Antonio Molina “El Choro”, dirigido por Paco Ortega, y en Jerez donde fue solista en el XX Festival de Jerez con el espectáculo “Eclosión” de la Fundación Cristina Heeren y como bailaora y suplente en “Flamenconautas”, dirigido por Javier Latorre en el XXII Festival de Jerez.

Actualmente reside en Sevilla donde trabaja en el tablao Casa de la Memoria y

en El Arenal y también como repetidora y monitora en la Fundación Cristina Heeren.

En 2018 es finalista del V Concurso de Baile Tablao Las Carboneras, de Madrid.

 

Miguel El Rubio

Ha crecido rodeado del arte flamenco, recorriendo desde su infancia lugares dirigidos por importantes artistas como Manolo Caracol y la Niña de los Peines
Su debut como bailaor flamenco fue a los 5 años en el espectáculo “Los gnomos del flamenco”, dirigido por Antonio Fernández Montoya, Farruco Jr.

A la edad de 8 años participó en el espectáculo “Triana pura”- Bienal de Flamenco- Sevilla España.

Ha viajado por toda la geografía española participando en muchos espectáculos, actuando con la Familia Fernández, Ricardo Miño, Rocío Molina, Remedios Amaya, Pastora Galván, La Argentina, El Pele, entre otros.

2005- Rol protagónico en el espectáculo “Flamenco de raza” con el cantaor  Curro Fernández en Clôitre Nazaire de Bézièrs (Francia y Suiza).

2007-2008-Espectaculo “Diquela” de “El Oruco” (Amberes-Bélgica)

2008- XV Bienal de Flamenco con los espectáculos “+ Jóvenes + Flamenco” y “Peñas de guardia”, obteniendo el premio Jóvenes Flamencos (Teatro Alameda de Sevilla).

2010- Espectáculo “Danzaora” con la bailaora Rocío Molina (Cuevas de Nerja-Málaga)

2010- Espectáculo “Vinatica” con la bailaora Rocío Molina (Francia-Cádiz)

2011- Festival de Cante Grande de Casabermeja acompañando a la bailaora Carmen Ledesma y al cantaor Manuel Moreno Maya “El Pele” (Málaga)

2011- “Yagori” en Gypsy Music Festival (Oslo, Noriega)

2011- Festival Mont de Marsan con “Danzaora” de la bailaora Rocío Molina (Francia).

2011- Festival Andalusí Music con la cantaora Esperanza Fernández                  (Casablanca-Marruecos).

2011- Casa Patas con el bailaor “El Oruco” y el cantaor Juan José Amador Jr. (Madrid).

2012- Bienal del Flamenco, con “Triana toca, canta, baila” con Paco Taranto, Carmelilla Montoya, Remedios Amaya, Juan José Amador (Sevilla).

2013-Espectáculo con la bailaora Pastora Galván (Fuerteventura).

2014- Festival Internacional Womad con la cantaora La Argentina (Fuerteventura).

2015-Festival Internacional de Flamenco, “Homenaje a Paco de Lucía” (Japón).

2016- Gira por China con la cantaora La Argentina.

Tablaos:

Madrid: Casa Patas, Corral de la Morería, Villarosa, Las Carboneras, Teatro Flamenco Madrid.

Sevilla: Los Gallos, Flamenquería.

Barcelona: El Cordobés.

Granada: Jardines de Zoraya.

Huelva: Felahmengu.

Valencia: El Duende.

 

En cuanto a Miguel “El Rubio”,  Rocío Molina destaca:

«La elegancia y clase que tiene. Lo que me gusta de él es que es un contenido relajado, no es contenido tenso, sino gustoso. Me gustó mucho la otra vez que estuve en el tablao viéndolo, me gustó mucho cómo bailó las letras, que las escucha relajadamente y las recogía muy bonitas, con mucha sabiduría y elegancia, pero con mucho sabor también. Entonces, me gusta esa escuela que tiene, que yo no llamaría farruquera, pero bueno, están los dos dentro de la línea, pero él con mucha discreción y dulzura. Aparte de que el niño está muy bien de palmas también. Es discreto, pero tranquilo y calmado, como conforme con él mismo, que es lo que yo creo que lo hace bonito».

María Reyes

Nace en el Puerto de Santa María (Cádiz) en 1991. Comienza a bailar a los cuatro años de edad con su maestra María Jesús Rosso.  Se inicia en el Conservatorio Profesional de Danza de Cádiz, finalizando sus estudios de flamenco con el premio al mejor expediente académico en dicha especialidad a nivel andaluz, a la vez que estudia en profundidad con su maestro Miguel Ángel Heredia en Jerez.
En 2011 entra a formar parte de la Compañía de Danza Española y Flamenco Azalea, con los maestros Mercedes Márquez y Javier Marín, recorriendo escenarios de la zona de Cádiz, Sevilla, Huelva y Portugal, o la compañía del pianista Manolo Carrasco compartiendo escenario con artistas como María José Franco y Miguel Ángel Corbacho en el espectáculo “Vive la Pepa, 1812”. Seguidamente comienza su andadura en solitario en el tablao Taberna Flamenca en Jerez.


En 2012 es seleccionada por la provincia de Cádiz para participar en el concurso Desencaja Jóvenes Flamencos, formando parte como bailaora en el Circuito Provincial de Peñas de Andalucía.

En 2014 obtiene el tercer premio de baile en el Concurso Nacional de Ubrique.
En 2016 viene a Madrid para seguir formándose en el Conservatorio Superior de Danza María de Ávila, a la vez que estudia con maestros como Marco Flores, Pastora Galván, Belén López, Guadalupe Torres, Claudia Cruz, Nino de los Reyes o Pedro Córdoba.

En 2017 forma parte de la pieza “La rosa de Gerineldo” de Guadalupe Torres, que obtuvo el primer premio de coreografía en el Certamen de Danza Española y Flamenco de Madrid, y queda como semifinalista en el concurso de baile del Tablao Villa Rosa.

Actualmente compagina sus estudios con su andadura en solitario en los diferentes tablaos madrileños, incluido Las Carboneras.

Inmaculada Aranda

Córdoba, 1983. Obtención del título profesional de grado medio de Danza española en el Conservatorio Luís del Río de Córdoba, donde estudia con profesores como Maica Moyano, Inmaculada Calvo, Maria del Carmen del Río, Maria del Carmen Jiménez, Estrella Muñiz, Maria Fernanda Álvarez e Inmaculada Aguilar. Estudió flamenco en escuelas privadas de Córdoba, como en la de María “La Chata”, entre 1991-2003. Estudios de flamenco con la bailaora y profesora Merche Esmeralda. Licenciatura en Pedagogía de la Danza Española con profesores como Merche Esmeralda, Elvira Andrés, Rosa Ruiz, Juanjo Linares. Cursillos realizados con “El Mimbre” en 1998; Fernando Romero, 2001; Inmaculada Aguilar, 1998-99; Paco Mora, 2002; Eva Yerbabuena, 2003; Edu Lozano, 2003; Antonio Márquez, dentro de su propia compañía, 2003; Pepa Montes, 2007; Carlos Chamorro y Alfonso Losa, 2008.

Actuación en el festival conmemorativo de Andalucía en Toulouse, 1998.  Participación como bailaora en el festival benéfico de Alzheimer, Córdoba. Bailaora solista desde el 2000: festivales de flamenco por todo el territorio nacional compartiendo escenario con “El Cabrero”, “La Macanita”, “El Arcángel”, “El Pele”, Manolo Franco, Capullo de Jerez, Calixto Sánchez, Jerónimo Maya, José Menese, Miguel Ortega, Tina Pavón, Chano Lobato, Terremoto hijo, Chocolate, entre otros.

Participación como bailarina en óperas y zarzuelas como “Carmen”, “La Traviata”, “La verbena de La Paloma”, Córdoba 2002.

Actuación con el espectáculo “Mil y una noches”, Teatro La Latina de Madrid, junto a Miguel Toleo, noviembre 2003.

Actuación como bailarina en la ópera “Carmen” en el Estadio Olímpico de Seúl (Corea del Sur), 2004.

Gira por Japón con la compañía de Domingo Ortega, 2004. Posteriormente trabaja en esa compañía participando en el espectáculo “Orfeo”.

Gala internacional estrenada en Marruecos, noviembre 2005.

Espectáculo en festival de Gorbiu, Francia, como bailaora solista en agosto 2007. Participación como bailaora solista en el espectáculo “El emigrante” de Manuel Gutiérrez en el festival flamenco de Nimes (Francia), 2008.

Contrato de tres meses con la compañía de París “Flamenco Flamenk´a” en el teatro Lyric de Londres, 2008.

Contrato de seis meses en el tablao “El Flamenco” en Tokio (Japón) bailando e impartiendo clases (2009).

Forma parte del espectáculo “Moralejas” de José Porcel en el año 2010.

Tercer premio nacional de baile por alegrías en La Perla de Cádiz, 2010.

Semifinalista del Festival Internacional de Cante de Las Minas, en La Unión, 2010.  Galardón como finalista del Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba, 2010.

Gira de dos meses y medio por EEUU como primera bailarina de la companñia de José Porcel.

Estreno con la compañia Pepe Flores del espectáculo “Mi verdad” en Teatro La Latina, Madrid, 2012.

Colabora como bailaora en el espectáculo de David Paniagua “Mi alma” en Holanda, 2012.

Premio Suma Flamenca en el Certamen de Coreografias de Danza Española y Flamenco de Madrid, 2012.

Colaboración como bailaora solista en el espectáculo “Sinergia” de Manuel Liñán en Atlanta (Georgia, EEUU), 2013.

Colaboracion como bailaora solista en el espectáculo “Depende del momento” de David Paniagua 2013.

Bailaora solista en la compañia de José Porcel con los espectáculos “La que está cayendo” y “Arte”, 2013.

Desde 2004 hasta la actualidad trabaja en  tablaos flamencos de madrid como el  Corral de la Pacheca, Casa Patas, Las Carboneras, Villarrosa, Corral de la Moreria.

Desde principios de 2013 imparte clases en la Escuela Amor de Dios de Madrid.

Desde el 2014, trabaja en la compañía de Manuel Liñán con el espectáculo “Nomada”.      Ha actuado en diversos eventos como el Festival de Jerez, la Bienal de Sevilla, Madrid en Danza, Flamenco Festival de Londres, Flamenco Festival de New York y Miami.

 

Entrevista Inmaculada Aranda

 

«Para mí el tablao es prácticamente mi vida»

 

«La pasión por el flamenco me vino por mi padre, que era un gran aficionado a este arte y fue el que me introdujo en este mundo. Desde pequeñita siempre escuchaba flamenco y me ponía la discografía de los grandes cantaores y guitarr           istas. Me llevaba a todos los festivales, a todos los sitios donde hubiera flamenco en mi tierra.  Entonces, empecé a interesarme mucho por el baile, me apuntaron a una academia del barrio y más adelante, con nueve añitos, al ver que me seguía gustando y le echaba horas y le dedicaba tiempo, me presentaron a las pruebas del conservatorio, entré y ahí fue mi formación durante diez años. Aparte del conservatorio, estuve formándome con todos los cursillos que venían a Córdoba o los que me iba enterando en Sevilla y tenía la posibilidad de hacerlos. Entonces, me formé con los profesores del conservatorio, la academia privada y los profesores y grandes artistas que venían a dar cursillos y a los festivales de Córdoba y Sevilla, que eran las ciudades que tenia más cerca. Una profesora de conservatorio, Estrella Muñiz, que era muy buena de clásico, un día me dijo algo, al ver que a mí me gustaba mucho el flamenco, la estilización, la Escuela Bolera, pero me costaba mucho trabajo la danza clásica, lo que es ponerme en una barra me daba per         eza, la verdad. Un día me sacó de la barra, me sentó y me dijo: «Hoy no vas a dar la clase porque para hacer lo que estás haciendo, mejor que te quedes en tu casa viendo la tele». Eso me dolió tanto, tanto en el amor propio que me puse las pilas y todos los días me acordaba de esa frase. Y, al final, mi asignatura de clásico la acabé con un 9, y no tenía cualidades para el clásico, pero lo logré a base de esfuerzo. Con eso quiero decir que una de las profesoras, gracias a la que hoy estoy comiendo de la danza, fue ella, que me abrió la mente y me dijo si quieres hacer esto ponte en la barra y aprieta. Y si no, quédate en tu casa, que esto es duro. Esa fue una anécdota y otra fue que, con 14 años o así, mis padres no tenían posibilidades económicas para pagarme muchas cosas que necesitaba para formarme o para venirme a Madrid. Entonces, había un viaje que queríamos hacer todas las compañeras y yo no tenía un duro, vamos. Entonces se nos ocurrió la idea de, antes de entrar en el conservatorio a las 4, cuando salíamos del instituto nos plantábamos nuestra flor en el pelo y nos poníamos el uniforme del conservatorio y nos íbamos a la mezquita a bailar en la calle. Poníamos el sombrero cordobés para que nos dieran a voluntad. Para nuestra sorpresa, que lo hicimos como algo de broma, para pasárnoslo bien, y cuando nos dimos cuenta de que teníamos ahí en la mezquita a un montón de gente viéndonos y, cuando fuimos a contar el dinero, se nos hicieron los ojos chiribitas y allí estábamos todos los días. Decidimos estar ahí a piñón, que fueron dos o tres meses, hasta que nos pillaron las profesoras del conservatorio y llamaron a nuestros padres  y nos dijeron que eso no se podía hacer. Eso, como nota graciosa, que incluso los padres y los profesores se rieron bastante.

»Sobre mi carrera profesional, ya después, cuando acabé todos los estudios, empecé trabajando en Córdoba en algunos tablaos que había y en los festivales de los pueblos hasta que decidí venirme a Madrid. Puedo decir que la base la adquirí en Córdoba pero que como artista y bailaora me he hecho aquí en Madrid. Me he formado prácticamente en los tablaos viendo a muchos buenos compañeros, observando mucho, y formándome en clases con todo el que he podido y en las compañías con las que he estado y aprendiendo siempre. Empecé a trabajar en tablaos en Madrid y con Domingo Ortega en la compañía. Y todas las audiciones que había, allí que me iba. Estuve con Antonio Márquez, Carlos Vilán, con Manolillo (Manuel Liñán), Jesús Carmona, David Paniagua. Y en todas las compañías en las que he podido intervenir como cuerpo de baile o como solista he estado aprendiendo mucho. También he estado impartiendo cursos fuera y esa ha sido una de las partes de mi vida que han marcado mi carrera. Los seis meses que estuve en Japón, allí me puse bastante las pilas porque fue un época en la que antes estaba siempre observando y aprendiendo de todo con el que coincidía. Y, sin embargo, la etapa de Japón fue meterme yo sola, observarme a mí, mirarme al espejo, hacerme mi propia personalidad y buscarme a mí misma, buscar mi verdad. E igual técnicamente. Ahí fue donde empecé a descubrirme a mí misma como bailaora solista. A la vuelta, seguí en los tablaos, me presenté en la Suma Flamenca, me presenté a concursos y me llevé el tercero de La Perla de Cádiz, fui finalista en La Unión y en el concurso nacional de Córdoba. Fue un año  lleno de aprendizaje y de emociones y el que más marcó mi carrera profesional. Hasta ahora, que ahí estamos. Comparto el baile en el escenario con la pedagogía, con la enseñanza, que también me gusta bastante.

»Para mí el tablao es prácticamente mi vida. Bueno, la mitad de mi vida. La otra mitad son mis hijos y mi casa y mi familia. Sí que es la mitad de mi vida, para mí el tablao es libertad, es verdad, es improvisación, es magia, el saber disfrutar de los compañeros día a día. Saber acompañarlos, a parte de bailar, y que te acompañen. Del tablao destaco muchísimo el saber estar detrás y acompañar al que está bailando delante, admirar lo que tienes delante y disfrutar de eso. Lo que más me gusta del tablao es que nunca sabes lo que te vas a encontrar ni lo que va a pasar. Un día compartes con unos compañeros, otro con otros, un día tienes más feeling  con la guitarra o con el cante, hay días que no tanto. Pero, vamos, yo lo que he conseguido con todos estos años y experiencias es dejarme llevar por lo que hoy me mueve y me motiva. Hay días que más y que menos, pero siempre hay algo bonito que nace cuando escuchas una guitarra o un cante. Por supuesto, el momento camerino me encanta también. Al final es una forma de vida y de estar en el tablao y de vivirlo. Para mí el tablao es verdad y libertad de expresión».

Manuel Reyes

Nace en Córdoba en el seno de una familia gitana en 1974, aunque desde la niñez ha residido en Madrid, donde comenzó su formación como profesional de la danza. A muy temprana edad, ingresa en la academia de flamenco Amor de Dios, para posteriormente también iniciar sus estudios de danza clásica en la escuela del Ballet Nacional de España.

Con tan solo siete años de edad realiza su debut profesional en la Compañía Nacional de Danza colaborando en los montajes “Medea” y “Los Tarantos”. Este periodo le ofrece la gran oportunidad de nutrirse desde sus inicios de la experiencia y disciplina de grandes bailarines y coreógrafos de la danza española.

Por ello, podría decirse que desde su juventud ha construido sus propias fórmulas para comprender y expresar la danza, convirtiéndose así en un artista autodidacta.

Ha colaborado en diversas producciones artísticas de diferentes compañías de danza como: “Pasión gitana” de la compañía de Joaquín Cortés; “Torero” de la compañía de Antonio Canales; “Sinfonía española”, de la compañía Merche Esmeralda; “Jugando con Bach” y “Hamlet”, de la compañía de José Granero, etc. Con su propia compañía ha viajado por buena parte de la geografía mundial interpretando diversos espectáculos en los que el denominador común siempre es el flamenco y en los que también ha sido  compositor de música y letra: “Manuel Reyes en vivo”, “Colores”, etc.

En su ya dilatada carrera artística, ha colaborado con diversas figuras de la escena como Concha Velasco, Blanca del Rey, Merche Esmeralda, Antonio Reyes, Belén Maya y ha actuado en importantes teatros como el Liceo de Barcelona, el Teatro de la Zarzuela o el Teatro Albéniz de Madrid, el Concertgebouw de Ámsterdam, el New Victory de Nueva York, el Teatro Lope de Vega de Sevilla y el Teatro Villa Marta de Jerez, entre otros.

En el año 1994 fue galardonado, junto a su hermano Antonio Reyes, con el primer premio de coreografía que otorgaba la Sociedad General de Autores en el certamen de coreografía de danza española y flamenco de Madrid por “Sueños de la fragua”. Mas tarde, en una nueva edición del mencionado certamen en junio del 2007, recibió el premio para una coreografía de solo por

“De aquí, de allí, de ayer, de hoy”.

Sus últimos trabajos han sido “Ensayos y acuerdos”, una incursión en el mundo de la danza-teatro donde se trata el tema de los estereotipos sociales y “Tan solo”, espectáculo donde se intenta dar notoriedad a la belleza y fuerza expresiva que contiene el flamenco, desprovisto de adornos externos.

Entre otros escenarios, actúa asiduamente en el Tablao Las Carboneras, de Madrid.

Ángel Reyes

Nacido en Córdoba en 1993, comienza a bailar a la corta edad de tres años en la escuela Tacón y Bordón teniendo como maestra a María del Mar Román “La Chata” durante diez años. A los seis años de edad obtiene el primer premio del concurso televisivo Veo Veo. Se ha formado con artistas de la talla de Edu Lozano, Olga Pericet, Antonio Ríos Fernández “El Pipa”, Mercedes Ruiz, Antonio Canales, La Lupi, Jesús Carmona, Daniel Navarro, Alfonso Losa, entre otros.

A lo largo de su trayectoria ha participado en numerosas actuaciones como bailaor solista por toda la geografía española así como en Suiza, Jamaica, Brasil… Imparte cursos de baile flamenco en ciudades como Laussanne (Suiza), Campinas, Piracicabba o Itatiba (Brasil), Albuquerque (Nuevo Mexico), etc.

Estrena su propia producción, “A cada paso”, para la inauguración del Centro Flamenco Fosforito de Córdoba, llevada posteriormente por todas las provincias andaluzas en el circuito de la Junta de Andalucía 8 Provincias, además de a otras ciudades españolas. Posteriormente estrena un nuevo espectáculo, “A buen entendedor”, que es llevado a festivales tales como Estival Cuenca.

Ha participado como artista invitado en varios espectáculos y ha intervenido como solista en eventos tales como la Bienal Flamenca de Málaga, con una producción de Flamenco Nau bajo la dirección de “La Lupi” y bajo el nombre de “Mar, tierra y enea”. Además, ha formado parte del elenco del bailaor Álvaro Paños para su nueva producción “Romero de Torres”, estrenada en el Teatro Góngora de la ciudad de Córdoba. Posteriormente ha estrenado en el Teatro Nuevo Apolo de Madrid con la Compañía de Jesús Carmona su nueva producción “Ímpetus”, con la que participa en festivales de la talla del Festival de Jerez o Flamenco Festival en numerosas ciudades de EEUU.

Primer premio del Certamen Andaluz de Jóvenes Flamencos Desencaja en la provincia de Córdoba. Segundo premio en el mismo certamen a nivel de toda Andalucía. Semifinalista del Festival Internacional del Cante de Las Minas 2017.

Es habitual en tablaos flamencos de reconocido prestigio tales como Casa Patas, Corral de La Moreria, Las Carboneras, El Cortijo, La Estación de los Porches (Madrid), Los Tarantos o Tablao Cordobés (Barcelona), Arte y Sabores, Patio de la Judería o Tablao El Cardenal (Córdoba).

 

Entrevista Ángel Reyes

«De mi formación me gustaría destacar el aprendizaje que tuve y las horas de estudio compartidas con una gran compañera, Estefanía Cuevas, bailaora y amiga que me ha ayudado mucho en mi carrera profesional y personal. Maestros que destacar… Antonio Canales, Jesús Carmona, La Lupi… En general, todos. Me gusta aprender a diario tanto de los maestros como de todos mis compañeros, soy de la opinión de que nunca te acuestas sin saber algo nuevo.

»De mi carrera tengo muchos momentos que no olvidaré jamás, entre ellos cuando uno de mis referentes de la actualidad (Jesús Carmona) me dice que quiere contar conmigo para su producción “Impetu’s”, no me lo creía. Otro momento inolvidable fue mi paso por el mercado público de La Unión en el Festival de Cante de Las Minas, pisar el City Center de Nueva York, el Sadler’s Wells de Londres… Muchos momentos para recordar.

»El baile de tablao… Para mí, como bailaor en formación continua, el tablao es como mi casa, es donde más a gusto me encuentro, donde intento liberar mi más profunda verdad, donde me expongo a corazón abierto. Para mí el tablao es lo que antes conocí, con 16 años me subí por primera vez a un tablao y hoy día, 10 años después, sigo pensando que me da la vida subirme a un tablao día tras día. Y, si en ese tablao se respira y se vive un ambiente de realidad y verdad, eso no tiene precio. Para mí personalmente vuestra casa Las Carboneras me conoció hace apenas 3 años y me ha regalado grandes momentos y un gran aprendizaje. Gracias por contar conmigo como parte de vosotros.

Ana Romero

Nacida en Melbourne, Australia, de padres andaluces, se ha formado en el baile flamenco con profesores como Manolete, “El Güito”, Belén Maya, Manolo Marín, “La China”, Manuel Reyes, Ciro, Paco Fernández, “La Tona”, Milagros Mengíbar, Paco Romero, Rafaela Carrasco, “La Tati”, Manuel Liñán, Marco Flores, Alejandro Granados, Yolanda Heredia, Alfonso Losa o David Paniagua.

Su experiencia profesional comprende una gran dedicación al baile en tablaos como El Flamenco (Japón), Corral de la Morería, Venta del Gato, Café de Chinitas, Las Carboneras (Madrid) o El Carmen (Barcelona). Se trata de una de las mayores especialistas en el baile flamenco de tablao y destaca por su fuerza y técnica depurada.

Ha trabajado en compañías como la de Manuela Vargas, con la que interpretó Fedra en España, Europa y Sudamerica; Luisillo, con la que estuvo de gira por Europa, Asia y Sudamérica; Manolete, con la que participó en el Festival Internacional de Música y Danza  de Granada, en el Festival de Flamenco de Holanda, el Festival de Caracalla (Roma) y el Teatro de la Ópera  de Roma; “El Güito”, con quien bailó en el Festival de Sinaloa (México), el Festival de Valencia o el de Granada; Paco Peña, con quien asistió al Festival Tall Ships de Liverpool (Inglaterra) y realizó una gira por Australia; Andrés Cubos, con quien actuó en Paseíllo Flamenco-Katak en Madrid y Venecia; Cristina Hoyos, de cuya compañía formó parte durante tres años con el espectáculo Arsa y Toma; Antonio Vargas, cuya compañía flamenca integró y con la que participó en su adaptación de la obra teatral “La casa de Bernarda Alba”; Belén Maya, con quien actuó en el Festival de París, el de Grenoble y la Sala Caracol (Madrid); Alfonso Losa, de cuya compañía formó parte actuando por la Comunidad de Madrid; Joaquín Grilo, en cuya compañía formó parte con actuaciones en el Festival de Jerez o el de Logroño; en Noche Flamenca, formación de la que fue parte durante cuatro años actuando por Estados Unidos, Canadá y Centroamérica; La Shica, cantante a la que acompañó durante tres años como bailaora, corista y palmera; Arrieritos: en la Sala Pradillo (Madrid) estrenó el montaje de flamenco-contemporáneo “En tablao”, que representó además en el Festival de Huesca, el de Puertollano y en la Comunidad de Madrid; también actuó en su premiado espectáculo “13 rosas”, con el que la compañía ganó dos premios Max al mejor espectáculo y a la mejor coreografía en 2007; Compañía de Manuel Liñán, Olga Pericet, Marco Flores y Daniel Doña: actuó en el Festival de Flamenco de Nueva York, en la Sydney Opera House, en una gira por Australia y Asia, en el Festival de Susan Dalai de Tel Aviv, en el Festival de Jerez o en el Teatro de Madrid; Compañía de Manuel Liñán: actuó en el montaje “Mundo y aparte”.

Asimismo, ha participado en otras formaciones con actuaciones en Madrid, Sevilla, el Festival de Alburquerque, en Nueva York, Washington, etc. Con la Compañía de Marco Flores actualmente interviene en “Tránsito” y “De flamencas” con una gira por Europa y Estados Unidos.

Desde 2000 es socia-fundadora y bailaora de Las Carboneras, uno de los más respetados tablaos flamencos de Madrid. Además, ha participado en las películas “El día que nací yo” y “¡Ole!”.

Como profesora de flamenco ha impartido cursillos en Brasil (Sao Paulo); Canadá (Montreal, Toronto); Estados Unidos (Nueva York, San Francisco); Australia (Melbourne, Sidney, Adelaida); España (Madrid, Ciudad Real); Israel (Jerusalén, Tel Aviv) o Italia (Roma, Milán, Nápoles).

 

Ana Romero: “Veo a los jóvenes con cada vez más preparación”

La bailaora Ana Romero, nacida en Australia de padres andaluces, se subió por primera vez a un escenario con cinco años y, de forma profesional, a los catorce. Luego llegó a España y, entre gira y gira con Manuela Vargas o Cristina Hoyos, entre otros, se fue también haciendo en los tablaos madrileños como la artista de raza que es. Es una de las tres bailaoras fundadoras del Tablao Las Carboneras en Madrid y ve con pasión el progreso de las nuevas generaciones.

—Explícanos cómo ha sido tu trayectoria en el flamenco y cómo fuiste a parar al mundo de los tablaos.

—Yo empecé bailando a los cinco años en Australia en una comunidad española. Mi primera experiencia en tablaos fue a los catorce en Melbourne, donde en ese momento había varios tablaos que funcionaban. Mi profesor me introdujo y empecé a bailar de jueves a domingo. Luego ya vine a vivir a Madrid y al principio tenía mucho miedo, mucho respeto al flamenco, y no me atrevía. Pasó un año y curiosamente mi primera introducción al tablao fue a través de Tacha y de Belén Fernández. De una manera increíble porque no nos conocíamos, pero Tacha y Belén me habían visto en una clase bailar, les gustaba cómo bailaba y las dos fueron súper generosas y me dijeron que por qué no iba a un tablao y hacía una prueba para empezar a trabajar. Realmente empecé porque Belén lo organizó, Tacha se iba, yo hice la prueba y entré. A raíz de ahí trabajé en casi todos los tablaos de Madrid. Fue parte de mi formación y de mi trabajo durante muchos años, a parte de haberme integrado en compañías. Con el tiempo decidimos abrir Las Carboneras. Claro, Tacha es mi mejor amiga y ha sido compañera de tablao durante toda la época.

—Luego, al final, por llamarlo de alguna manera, te has convertido en una especialista de flamenco de tablao.

—Especialista yo no diría. En una curranta. Aparte de que el formato tablao no es fácil porque es el diario y no a todo el mundo le gusta el diario. Bueno, está Ángel Gabarre que es un icono y ese hombre funciona todos los días con la misma intensidad y las mismas ganas y es muy aficionado. Yo entiendo que el diario es realmente lo más difícil. Yo me identifico con ello, lo necesito y es mi forma de trabajar, quizás porque me he criado así y somos animales de costumbres. A mí me encanta trabajar cada día.

—¿Y cuál es la diferencia fundamental que tú encuentras entre bailar cada día en un tablao y otra cosa que tú también has hecho (además, bastante) que es actuar en espectáculos?

—Es que es muy diferente bailar en espectáculos a bailar en un tablao. En un tablao hay una conexión muy directa con el público, se vuelve más íntimo. Personalmente, es eso lo que a mí me atrae. De repente te encuentras con una sala llena y te sorprendes de la atención y la conexión que tienes con la gente. En el tablao se trabaja más el momento, lo que le ocurre a cada uno. Muchas veces no funciona, pero muchísimas sí, y esa es la gratificación. Cuando realmente llegas a esa magia, solo puede ocurrir en ese momento y es irrepetible porque la siguiente vez será de otra manera. Y en el teatro funciona así pero es diferente, se va con un trabajo organizado, das rienda a eso más espontáneo, pero de forma más limitada.

—¿Te gustaría destacar a algunos artistas que te hayan influido particularmente a lo largo de los años que llevas en el flamenco?

—Creo que todo el mundo influye en tu trayectoria y todos pasan por tu vida por algo, yo creo que las cosas no son gratuitas, pero que a mí me hayan llegado de una forma muy particular… Tuve la suerte de trabajar con Manuela Vargas, que tenía una forma muy especial de trabajar. Te estoy hablando de hace muchos años y se trabajaba de otra manera. Era un ser muy especial, la emoción era muy importante dentro del trabajo. La técnica también, pero la emoción era lo que prevalecía en su trabajo. Ha influido en mí muchísima gente y seguramente no me acuerdo de muchos de ellos, pero una gotita sí que se te queda de cada uno. Tengo muchísima admiración por Ángel Gabarre, en particular, porque llevo trabajando con él desde que empezamos en Las Carboneras [año 2000] y los 9 años anteriores en el Alcazaba. Ángel es alguien que me llega de una forma muy directa, muy profunda, su forma de expresión y lo generoso que es. También me gustó un montón trabajar con Cristina Hoyos. Aprendes otro tipo de flamenco, otra manera. No te podría decir una persona en particular, todo el mundo ha aportado algo. Todo el mundo te regala cosas.

—La experiencia del tablao os ha llevado en los últimos años a crear un concurso de baile que os ha dado la oportunidad de saber cómo están las nuevas generaciones. ¿Por dónde crees tú que está yendo el flamenco ahora mismo?

—En el flamenco veo a la gente con muchísimas ganas y muchísima ilusión, con pocas posibilidades de poder exponer. En el tablao, cuando hemos hecho el concurso, me he emocionado un montón. La gente se presenta con mucha ilusión y lo que les falta es experiencia. Desafortunadamente no hay muchas posibilidades. Hace unos 10 años había muchas compañías, tenías posibilidades de hacerte en un formato de compañías, grupos y galas. Todo eso está muy reducido ahora. Ahora veo a gente con mucha ilusión, ganas y mucha más preparación, mucha más cada vez. También tienen acceso a internet, todo está expuesto. Luego es cuestión de que cada uno encuentre su personalidad, que eso se hace con la experiencia. Hay poquitos que están tocados con la vara, gente muy especial, pero los demás, los currantes del flamenco, que somos todos, es una carrera a largo plazo, ir trabajando, creando una personalidad a base de tus vivencias, con lo que te identificas y de lo que sientes.

 

 

 

 

—Otra cosa que te ha caracterizado a ti es haber trabajado mucho en el extranjero. ¿Crees que el flamenco está valorado fuera?

—Creo que el flamenco en el extranjero está súper valorado, a veces más que aquí mismo. Que hay una afición y un respeto enorme, que la gente apuesta por el flamenco fuera de España. Los límites son infinitos, tenemos que estar muy agradecidos, es gente que viene, emplea su tiempo, sus ilusiones, su dinero aquí en España para poder seguir moviéndolo fuera. El flamenco te mueve o no te mueve, pero no deja a nadie indiferente. Se hace un flamenco maravilloso fuera de España, hay unos festivales súper importantes fuera, que siguen dejándolo a una altura importante para el género.

—Y el público se incrementa, una gran parte del público del tablao es extranjero.

—Sí, la mayor parte del público es extranjero, pero eso no significa nada. Cuando uno hace su trabajo lo hace para uno mismo y para compartirlo con tus compañeros, y eso no significa renunciar a la calidad. La calidad se tiene que exponer para todo el mundo. No creo que los extranjeros sean tontos. Lo mismo que cuando vas a un museo y a lo mejor no entiendes lo que estás viendo, la belleza eres capaz de captarla, la sensibilidad siempre está. Habrá de todo, pero por lo general veo a un público entregado, con muchas ganas de ver y de sentir.

ENTREVISTA ANA ROMERO

 

Ana Romero, bailaora y cofundadora de Las Carboneras

«Siento muchísimo orgullo por mi casa»

«En Australia tuve varios profesores pero uno de ellos había pasado mucho tiempo en España en una compañía, se llamaba Mario Orbitani. Realmente él causó muchísima influencia en mí porque me enseñó cómo trabajaban las compañías aquí. Éramos cuatro compañeros: guitarristas, cantaores, etc, e hicimos el formato de trabajo de esa época en España: bailabas jotas, clásico-español, había una obra al principio interpretada con el baile. Y la parte fuerte era el flamenco. Mario me enseñó muchísimas cosas del mundo del flamenco, también sobre la disciplina y la amplitud de esa época, en que había que saber un poco de todo. Me metió el gusanillo del tablao porque yo empecé con él y otras profesoras en los tablaos de Melbourne a los 14 años. Ahí yo  encontré mi medio, el lugar con el que yo me identificaba y me sentía absolutamente libre. Me marcó tanto y creo que yo también le marqué a él que cuando me vine a España, me dijo: «Si te vas tú yo me vuelvo a Italia». Él cogió su maleta y ahora vive en Pisa con su pareja. Se había acabado una época y nos marchamos los dos, él para allí y yo para aquí. Realmente fue una persona que me marcó muchísimo.

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»En el mundo del baile, a mí me gusta pensar que, por mi tipo de personalidad, a mí el tablao me encanta y me siento muy afortunada de poderme empapar de todo el mundo y de toda clase de baile que pasa por el tablao. Para mí eso es la mayor escuela. Y empatizar con esa gente a través del baile y tener, no ojos, lupas. Tú estás bebiendo de distintas fuentes cada día. Y no solo del baile, también del cante y la guitarra. Eso fue muy importante, así como el trabajo que hice con Manuela Vargas en “Fedra”. Manuela me marcó mucho también a nivel profesional, pero también a nivel personal: era una persona muy tierna conmigo. A lo mejor yo era muy pequeña en esa época y es importante cómo lo recibes, ¿no? Pero el trabajo era mágico y la dirección artística y la música de Enrique Morente, así que yo estaba flipada. Hacíamos una versión de Fedra muy moderna, todos vestidos de cuero, Carlos Hipólito salía con una moto en el escenario, fue algo muy diferente para la época.

»También fue importante trabajar en el tablao Alcazaba, donde conocí a Tacha y Manuela Vega, las otras bailaoras cofundadoras de nuestro tablao. Ahí fue donde Tacha y yo hicimos como el matrimonio que tenemos y nos descubrimos y surgió ese algo que tienes muy en común con una persona, no solo en el flamenco, también del mundo del tablao.

«Anécdotas en estos años a habido muchas. Un día en el tablao estaba cantando un cantaor y estaba un primo suyo viendo por ahí y, de repente, vemos que el primo sube al escenario mientras que estamos actuando y le susurra algo al oído al cantaor, el cantaor se baja del escenario y se pira. Luego nos enteramos de que el coche se lo llevaba la grúa y el otro, ni corto ni perezoso, se subió al escenario a decírselo. Y se marchó, en vez de darle las llaves. Luego también hubo una vez una  noche muy mágica en la que se fue toda la luz del barrio y para poder hacer la actuación pusimos velas alrededor del escenario. Claro, tuvimos que bailar de otra manera, evitar el vuelo de los vestidos para que no se quemaran. Fue como muy bonito y mágico, algo muy diferente. Al público creo que le llegó un montón. Luego, de un modo particular, siempre me acuerdo de un hombre que parecía como de campo y estaba en primera fila. Estaba viendo el espectáculo y me acuerdo de verle amoratado, llorando. No podía parar. Veía a una y a otra bailar, a cada uno de los que hicimos el cuadro y es que estaba tan tan emocionado que no dejaba de llorar. Él estaba vestido como de campo, era un hombre humilde. Eso me llegó muchísimo. Ha habido muchas anécdotas, cosas muy bonitas que recibes del público. De repente, alguien te deja una nota anónima o un niño te regala un dibujo de lo que ve en ti baiando. Ese tipo de cosas también me mola un montón y tengo muchos recuerdos de ese tipo y la verdad es que los guardo como oro en paño.

»¿Qué ha significado Las Carboneras? Pues ¡madre mía, Las Carboneras! Me emociono. Ha sido un sueño hecho realidad, algo inimaginable para mí, nunca hubiera podido imaginar que iba a tener un sitio tan especial, tan bonito, yo por lo menos lo siento así. Las Carboneras, para mí, es un lugar familiar. Eso me trae mucho orgullo porque todo el mundo lo siente así, como un lugar, para ellos, de su familia. Donde se recoge el arte, pero también el corazón. Por parte de todo el mundo, desde la parte artística, que la llevamos nosotros, hasta las relaciones establecidas con Kike, con los otros camareros que han estado y han ido pasando, con las cocineras… A lo mejor es también nuestra forma de trabajar, pero todas esas cosas me parecen igual de importantes. Y luego, a nivel profesional, hacía más de treinta años que no se abría un tablao en Madrid. La apertura de Las Carboneras fue algo muy marcado y de mucho respeto para nosotros. Desde el principio nos lo curramos un montón, a nivel personal. Todos los socios pintamos la sala, empezamos de cero. Nosotras teníamos que participar llevándonos los manteles y trayéndos al día siguiente lavados y planchados. Un trabajo de familia, lo que te digo. Siento Las Carboneras con mucho orgullo, es algo construido en veinte años. Muy trabajado y, a nivel profesional, creo que creamos una forma de baile y una forma de libertad, también. Es curioso pero yo creo que mucha gente, cuando viene a Las Carboneras, siente esa libertad y siente un apoyo incondicional. Y es algo también muy de nuestro sello. Que nosotros, te hablo de los fijos, Ángel Gabarre, Tacha y yo, sea quien sea, siempre vamos a apoyarle al 200 por cien. Y creo que eso es algo que la gente recibe. Seamos mejores o peores, pero lo hacemos desde el corazón. Eso nos nace. Y pienso que hemos creado un espacio exclusivo y único que tiene su sello, su marca. Donde no solo consume flamenco gente de aquí, tenemos gente de Francia, de México, de muchos lugares, que vienen siempre para ver Las Carboneras, para conocerlo y que son fijos. Yo, la verdad, siento muchísimo orgullo por mi casa. Muchísimo orgullo por todos los socios, por todo lo que hemos trabajado, por todos los trabajadores. Y, a por muchos años más. Ahora, en estos tiempos tan difíciles, pues habrá que luchar otra vez por un nuevo inicio. Estoy dispuesta, estoy dispuesta a eso y a todo».

Isabel Rodríguez

Nace en Barcelona en 1987. Comienza sus estudios de danza en el Instituto del Teatro de Barcelona y en escuelas de danza flamenca como La Tani y Paca García.

Empieza su carrera profesional en la compañía catalana Somorrostro con el espectáculo “Andanzas” en el año 2002, bajo la dirección de Javier Latorre.

Ha participado en varios festivales de danza destacando El Grec 2003 y Nou Barris 2004.

En el año 2005 trabaja en el tablao flamenco de Tokio y a su regreso a España actúa en diferentes salas y tablaos de Barcelona como El Carmen o Los Tarantos.

Desde el año 2006 hasta la actualidad trabaja con la compañía de María Pagés con la que recorre los mejores teatros del mundo compaginándolo a su vez con actuaciones en tablaos madrileños, entre ellos Las Carboneras, o sevillanos como El Arenal, en algunas ocasiones como artista invitada.

En el año 2010 participa en la 3º edición de la Noche Blanca del flamenco de Córdoba como artista invitada en el espectáculo “Manolete, arte, pasión y muerte”.

En septiembre de este mismo año presenta su espectáculo “Parte de mí” en la Alameda de Hércules de Sevilla, programación incluida en la XVI Bienal de flamenco de Sevilla.

En 2012 junto a José Jurado estrena “Templanza” en el XIII festival cultural Europeo de Argelia y a finales del 2013 con este mismo espectáculo realiza una gira por E.E.U.U. además de participar en festivales como Les Nuits de Chateauvallon, d’Aubagne y en el Palais des Festival de Cannes, todo ello con la fundación Conservatorio Casa Patas. En 2014 presenta el espectáculo “Antaño” en la Cátedra de Flamencología de Félix el Grande y en el XXIII Festival de Música del Castell de Denia. Titulada Superior en pedagogía del baile flamenco, desde el 2014 a la actualidad compagina actuaciones en diferentes tablaos como Casa Patas, Las Carboneras, Villa Rosa, Corral de la Morería, Café de Chinitas, Las Tablas, Los Tarantos, El Arenal y colaboraciones con diversas compañías donde cabe destacar “Nómada” de Manuel Liñán, “Cuna negra y blanca” de Jesús Carmona o “Momentos”, ”Encuentros” de José Porcel.

Ganadora del premio Vicente Escudero 2002 y Juana La Faraona 2004 en el concurso de jóvenes valores de Hospitalet y del primer certamen Homenaje a Carmen Amaya de Barcelona 2010.

Víctor Márquez “Tomate”

Guitarrista cordobés descendiente de una familia de guitarristas flamencos conocidos como “Los Tomates de Córdoba”. Comienza su aprendizaje con nueve años bajo la tutela de su primo Juan Manuel Muñoz “El Tomate”. Su aprendizaje continua de la mano de su tío Juan “El Tomate”, que le instruye en el compañamiento al cante. Profesionalmente ha trabajado en numerosos espectáculos y compañías, destacando las de Rafael Amargo, José Porcel, Manuel Liñán, Rafael Martos, Antonio Canales, Guadalupe Torres, Cecilia Gómez, Adrián Santana y Olga Pericet, entre otros. Habitualmente trabaja en tablaos como El Flamenco (Tokio) y, en Madrid, Las Carboneras, Villa Rosa, Corral de la Pacheca, Casa Patas, Cardamomo, Las Tablas, entre otros.

 

 

Entrevista Víctor Márquez “El Tomate”

 

«Pues de mi aprendizaje destaco a Juanma “El Tomate”. Me enseñó muchísimo referente a los palos del flamenco y del toque para baile porque desde los 11 años me metía con él en la academia de baile todas las tardes. Con él aprendí mucho acompañando al baile, al tiempo que estuve un año viviendo con mi tío Juan “El Tomate”, con el que aprendí mucho de acompañar al cante. También estaba mucho mi hermano, que cantaba igualmente y aprendí también mucho gracias a él.

»En mi casa, desde mi niñez, recuerdo juntarse la familia y siempre era una fiesta. Mis primos tocaban siempre la guitarra, mis padres y mis hermanos cantaban.

»Del tablao destaco todo. Es lo que más me gusta, cada día es diferente, disfruto mucho de la improvisación del baile y el cante. Hay momentos en el tablao que te hacen sentir libre, sin montaje de nada, solo lo que sale en el momento. Hay días increíbles».