Inmaculada Aranda

Córdoba, 1983. Obtención del título profesional de grado medio de Danza española en el Conservatorio Luís del Río de Córdoba, donde estudia con profesores como Maica Moyano, Inmaculada Calvo, Maria del Carmen del Río, Maria del Carmen Jiménez, Estrella Muñiz, Maria Fernanda Álvarez e Inmaculada Aguilar. Estudió flamenco en escuelas privadas de Córdoba, como en la de María “La Chata”, entre 1991-2003. Estudios de flamenco con la bailaora y profesora Merche Esmeralda. Licenciatura en Pedagogía de la Danza Española con profesores como Merche Esmeralda, Elvira Andrés, Rosa Ruiz, Juanjo Linares. Cursillos realizados con “El Mimbre” en 1998; Fernando Romero, 2001; Inmaculada Aguilar, 1998-99; Paco Mora, 2002; Eva Yerbabuena, 2003; Edu Lozano, 2003; Antonio Márquez, dentro de su propia compañía, 2003; Pepa Montes, 2007; Carlos Chamorro y Alfonso Losa, 2008.

Actuación en el festival conmemorativo de Andalucía en Toulouse, 1998.  Participación como bailaora en el festival benéfico de Alzheimer, Córdoba. Bailaora solista desde el 2000: festivales de flamenco por todo el territorio nacional compartiendo escenario con “El Cabrero”, “La Macanita”, “El Arcángel”, “El Pele”, Manolo Franco, Capullo de Jerez, Calixto Sánchez, Jerónimo Maya, José Menese, Miguel Ortega, Tina Pavón, Chano Lobato, Terremoto hijo, Chocolate, entre otros.

Participación como bailarina en óperas y zarzuelas como “Carmen”, “La Traviata”, “La verbena de La Paloma”, Córdoba 2002.

Actuación con el espectáculo “Mil y una noches”, Teatro La Latina de Madrid, junto a Miguel Toleo, noviembre 2003.

Actuación como bailarina en la ópera “Carmen” en el Estadio Olímpico de Seúl (Corea del Sur), 2004.

Gira por Japón con la compañía de Domingo Ortega, 2004. Posteriormente trabaja en esa compañía participando en el espectáculo “Orfeo”.

Gala internacional estrenada en Marruecos, noviembre 2005.

Espectáculo en festival de Gorbiu, Francia, como bailaora solista en agosto 2007. Participación como bailaora solista en el espectáculo “El emigrante” de Manuel Gutiérrez en el festival flamenco de Nimes (Francia), 2008.

Contrato de tres meses con la compañía de París “Flamenco Flamenk´a” en el teatro Lyric de Londres, 2008.

Contrato de seis meses en el tablao “El Flamenco” en Tokio (Japón) bailando e impartiendo clases (2009).

Forma parte del espectáculo “Moralejas” de José Porcel en el año 2010.

Tercer premio nacional de baile por alegrías en La Perla de Cádiz, 2010.

Semifinalista del Festival Internacional de Cante de Las Minas, en La Unión, 2010.  Galardón como finalista del Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba, 2010.

Gira de dos meses y medio por EEUU como primera bailarina de la companñia de José Porcel.

Estreno con la compañia Pepe Flores del espectáculo “Mi verdad” en Teatro La Latina, Madrid, 2012.

Colabora como bailaora en el espectáculo de David Paniagua “Mi alma” en Holanda, 2012.

Premio Suma Flamenca en el Certamen de Coreografias de Danza Española y Flamenco de Madrid, 2012.

Colaboración como bailaora solista en el espectáculo “Sinergia” de Manuel Liñán en Atlanta (Georgia, EEUU), 2013.

Colaboracion como bailaora solista en el espectáculo “Depende del momento” de David Paniagua 2013.

Bailaora solista en la compañia de José Porcel con los espectáculos “La que está cayendo” y “Arte”, 2013.

Desde 2004 hasta la actualidad trabaja en  tablaos flamencos de madrid como el  Corral de la Pacheca, Casa Patas, Las Carboneras, Villarrosa, Corral de la Moreria.

Desde principios de 2013 imparte clases en la Escuela Amor de Dios de Madrid.

Desde el 2014, trabaja en la compañía de Manuel Liñán con el espectáculo “Nomada”.      Ha actuado en diversos eventos como el Festival de Jerez, la Bienal de Sevilla, Madrid en Danza, Flamenco Festival de Londres, Flamenco Festival de New York y Miami.

 

Entrevista Inmaculada Aranda

 

«Para mí el tablao es prácticamente mi vida»

 

«La pasión por el flamenco me vino por mi padre, que era un gran aficionado a este arte y fue el que me introdujo en este mundo. Desde pequeñita siempre escuchaba flamenco y me ponía la discografía de los grandes cantaores y guitarr           istas. Me llevaba a todos los festivales, a todos los sitios donde hubiera flamenco en mi tierra.  Entonces, empecé a interesarme mucho por el baile, me apuntaron a una academia del barrio y más adelante, con nueve añitos, al ver que me seguía gustando y le echaba horas y le dedicaba tiempo, me presentaron a las pruebas del conservatorio, entré y ahí fue mi formación durante diez años. Aparte del conservatorio, estuve formándome con todos los cursillos que venían a Córdoba o los que me iba enterando en Sevilla y tenía la posibilidad de hacerlos. Entonces, me formé con los profesores del conservatorio, la academia privada y los profesores y grandes artistas que venían a dar cursillos y a los festivales de Córdoba y Sevilla, que eran las ciudades que tenia más cerca. Una profesora de conservatorio, Estrella Muñiz, que era muy buena de clásico, un día me dijo algo, al ver que a mí me gustaba mucho el flamenco, la estilización, la Escuela Bolera, pero me costaba mucho trabajo la danza clásica, lo que es ponerme en una barra me daba per         eza, la verdad. Un día me sacó de la barra, me sentó y me dijo: «Hoy no vas a dar la clase porque para hacer lo que estás haciendo, mejor que te quedes en tu casa viendo la tele». Eso me dolió tanto, tanto en el amor propio que me puse las pilas y todos los días me acordaba de esa frase. Y, al final, mi asignatura de clásico la acabé con un 9, y no tenía cualidades para el clásico, pero lo logré a base de esfuerzo. Con eso quiero decir que una de las profesoras, gracias a la que hoy estoy comiendo de la danza, fue ella, que me abrió la mente y me dijo si quieres hacer esto ponte en la barra y aprieta. Y si no, quédate en tu casa, que esto es duro. Esa fue una anécdota y otra fue que, con 14 años o así, mis padres no tenían posibilidades económicas para pagarme muchas cosas que necesitaba para formarme o para venirme a Madrid. Entonces, había un viaje que queríamos hacer todas las compañeras y yo no tenía un duro, vamos. Entonces se nos ocurrió la idea de, antes de entrar en el conservatorio a las 4, cuando salíamos del instituto nos plantábamos nuestra flor en el pelo y nos poníamos el uniforme del conservatorio y nos íbamos a la mezquita a bailar en la calle. Poníamos el sombrero cordobés para que nos dieran a voluntad. Para nuestra sorpresa, que lo hicimos como algo de broma, para pasárnoslo bien, y cuando nos dimos cuenta de que teníamos ahí en la mezquita a un montón de gente viéndonos y, cuando fuimos a contar el dinero, se nos hicieron los ojos chiribitas y allí estábamos todos los días. Decidimos estar ahí a piñón, que fueron dos o tres meses, hasta que nos pillaron las profesoras del conservatorio y llamaron a nuestros padres  y nos dijeron que eso no se podía hacer. Eso, como nota graciosa, que incluso los padres y los profesores se rieron bastante.

»Sobre mi carrera profesional, ya después, cuando acabé todos los estudios, empecé trabajando en Córdoba en algunos tablaos que había y en los festivales de los pueblos hasta que decidí venirme a Madrid. Puedo decir que la base la adquirí en Córdoba pero que como artista y bailaora me he hecho aquí en Madrid. Me he formado prácticamente en los tablaos viendo a muchos buenos compañeros, observando mucho, y formándome en clases con todo el que he podido y en las compañías con las que he estado y aprendiendo siempre. Empecé a trabajar en tablaos en Madrid y con Domingo Ortega en la compañía. Y todas las audiciones que había, allí que me iba. Estuve con Antonio Márquez, Carlos Vilán, con Manolillo (Manuel Liñán), Jesús Carmona, David Paniagua. Y en todas las compañías en las que he podido intervenir como cuerpo de baile o como solista he estado aprendiendo mucho. También he estado impartiendo cursos fuera y esa ha sido una de las partes de mi vida que han marcado mi carrera. Los seis meses que estuve en Japón, allí me puse bastante las pilas porque fue un época en la que antes estaba siempre observando y aprendiendo de todo con el que coincidía. Y, sin embargo, la etapa de Japón fue meterme yo sola, observarme a mí, mirarme al espejo, hacerme mi propia personalidad y buscarme a mí misma, buscar mi verdad. E igual técnicamente. Ahí fue donde empecé a descubrirme a mí misma como bailaora solista. A la vuelta, seguí en los tablaos, me presenté en la Suma Flamenca, me presenté a concursos y me llevé el tercero de La Perla de Cádiz, fui finalista en La Unión y en el concurso nacional de Córdoba. Fue un año  lleno de aprendizaje y de emociones y el que más marcó mi carrera profesional. Hasta ahora, que ahí estamos. Comparto el baile en el escenario con la pedagogía, con la enseñanza, que también me gusta bastante.

»Para mí el tablao es prácticamente mi vida. Bueno, la mitad de mi vida. La otra mitad son mis hijos y mi casa y mi familia. Sí que es la mitad de mi vida, para mí el tablao es libertad, es verdad, es improvisación, es magia, el saber disfrutar de los compañeros día a día. Saber acompañarlos, a parte de bailar, y que te acompañen. Del tablao destaco muchísimo el saber estar detrás y acompañar al que está bailando delante, admirar lo que tienes delante y disfrutar de eso. Lo que más me gusta del tablao es que nunca sabes lo que te vas a encontrar ni lo que va a pasar. Un día compartes con unos compañeros, otro con otros, un día tienes más feeling  con la guitarra o con el cante, hay días que no tanto. Pero, vamos, yo lo que he conseguido con todos estos años y experiencias es dejarme llevar por lo que hoy me mueve y me motiva. Hay días que más y que menos, pero siempre hay algo bonito que nace cuando escuchas una guitarra o un cante. Por supuesto, el momento camerino me encanta también. Al final es una forma de vida y de estar en el tablao y de vivirlo. Para mí el tablao es verdad y libertad de expresión».