20 Aniversario – Entrevista Tacha

Tacha, bailaora y cofundadora de Las Carboneras

«Mantenemos la tradición que había en Madrid de cantar los jaleos»

«Sobre quién destacaría yo sobre mi formación artística, he tenido muchísimos maestros de flamenco maravillosos con los que he aprendido muchas cosas, pero yo, en esta ocasión, me gustaría destacar a mi madre, Pilar Sánchez, que fue la que me enseño la danza clásica y la escuela bolera. Me enseñó una base clásica muy fuerte que luego me ha servido en mi profesión para muchas cosas que he hecho de flamenco y con mi compañía, Arrieritos, en la que hicimos un encuentro de diferentes lenguajes dentro de la danza. También me enseñó la disciplina, a amar la danza y a estar en un escenario desde pequeñita. Fue un aprendizaje muy bonito y todos los años pisábamos escenarios desde bien pequeña. Entonces, destacaría a mi madre porque siempre es verdad que la disciplina te la inculcan desde pequeño y el amor por la danza y el respeto hacia los maestros.

»Yo estuve dos años intermitentes en México y, cuando volví sobre el año 92, lo primero que hice más importante fue en la Sala Caracol con Belén Maya tocando las palmas y bailando. Ahí me vieron bailar y, a los dos o tres días, un día estaba en casa y me dice mi novio: “Te llama por teléfono Antonio Canales”. Yo estaba lavando ropa a mano porque no tenía lavadora, estaba lavando mi ropa de baile en la bañera, ahí raca, raca. Yo pensaba que era una broma y él me insistió para que me pusiera. Me puse al teléfono y me quedé muerta, en esa época no había móviles ni había de nada. Y me dijo si quería entrar en la compañía, que a la semana siguiente nos íbamos a Canadá. Y en una semana me tuve que aprender todo el repertorio que llevaba. Casi me muero. Claro, en esa época Antonio Canales estaba en pleno auge y para mí fue, vamos, maravilloso. Es una anécdota que tengo muy grabada, pero sobre todo el hecho de estar lavando ropa en la bañera y no creérmelo.

»Para mí bailar en un tablao es, primero, terapéutico. Segundo, entras en un estado de meditación tal, por el nivel de improvisación que hay y la concentración que tienes que tener, así como la comunicación entre los compañeros y el trabajo en equipo, que es maravilloso. Es como estar meditando y, a la vez, me siento libre y hay incertidumbre, son muchas sensaciones a la vez. La incertidumbre de no saber qué va a pasar, la maravilla de las energías, cómo fluyen, unos días muy bien y otros días fluyen muy mal, pero es la incertidumbre que te causa. Luego, la libertad. Sobre todo, eso, que para mí es muy terapéutico y enriquecedor.

»Las Carboneras. Es uno de los tablaos más importantes de Madrid, yo lo colocaría entre los tres primeros más importantes de Madrid, donde los artistas se sienten muy cómodos y donde hemos creado una forma muy personal de desestructurar los bailes. Hemos creado como una escuela, a nivel artístico. Luego, muchos tablaos se han acoplado a nosotros, por ejemplo al principio en cuanto a horarios. Ahora nosotros nos hemos acoplado a ellos porque hacen los pases todavía más temprano, los tiempos cambian. Pero nuestro tablao fue como una revolución. Y es uno de los tablaos en los que mantenemos la tradición que había en Madrid de cantar los jaleos, aunque ahora los hacemos más modernos y musicalizados, antes se cantaban sin guitarra. Es una tradición de los tablaos de Madrid y somos el único que lo mantenemos. Y creo que para los artistas es muy importante venir a Las Carboneras, a parte de lo bien que se sienten».

 

20 Aniversario – Entrevista Ana Romero

Ana Romero, bailaora y cofundadora de Las Carboneras

«Siento muchísimo orgullo por mi casa»

«En Australia tuve varios profesores pero uno de ellos había pasado mucho tiempo en España en una compañía, se llamaba Mario Orbitani. Realmente él causó muchísima influencia en mí porque me enseñó cómo trabajaban las compañías aquí. Éramos cuatro compañeros: guitarristas, cantaores, etc, e hicimos el formato de trabajo de esa época en España: bailabas jotas, clásico-español, había una obra al principio interpretada con el baile. Y la parte fuerte era el flamenco. Mario me enseñó muchísimas cosas del mundo del flamenco, también sobre la disciplina y la amplitud de esa época, en que había que saber un poco de todo. Me metió el gusanillo del tablao porque yo empecé con él y otras profesoras en los tablaos de Melbourne a los 14 años. Ahí yo  encontré mi medio, el lugar con el que yo me identificaba y me sentía absolutamente libre. Me marcó tanto y creo que yo también le marqué a él que cuando me vine a España, me dijo: «Si te vas tú yo me vuelvo a Italia». Él cogió su maleta y ahora vive en Pisa con su pareja. Se había acabado una época y nos marchamos los dos, él para allí y yo para aquí. Realmente fue una persona que me marcó muchísimo.

»En el mundo del baile, a mí me gusta pensar que, por mi tipo de personalidad, a mí el tablao me encanta y me siento muy afortunada de poderme empapar de todo el mundo y de toda clase de baile que pasa por el tablao. Para mí eso es la mayor escuela. Y empatizar con esa gente a través del baile y tener, no ojos, lupas. Tú estás bebiendo de distintas fuentes cada día. Y no solo del baile, también del cante y la guitarra. Eso fue muy importante, así como el trabajo que hice con Manuela Vargas en “Fedra”. Manuela me marcó mucho también a nivel profesional, pero también a nivel personal: era una persona muy tierna conmigo. A lo mejor yo era muy pequeña en esa época y es importante cómo lo recibes, ¿no? Pero el trabajo era mágico y la dirección artística y la música de Enrique Morente, así que yo estaba flipada. Hacíamos una versión de Fedra muy moderna, todos vestidos de cuero, Carlos Hipólito salía con una moto en el escenario, fue algo muy diferente para la época.

»También fue importante trabajar en el tablao Alcazaba, donde conocí a Tacha y Manuela Vega, las otras bailaoras cofundadoras de nuestro tablao. Ahí fue donde Tacha y yo hicimos como el matrimonio que tenemos y nos descubrimos y surgió ese algo que tienes muy en común con una persona, no solo en el flamenco, también del mundo del tablao.

«Anécdotas en estos años a habido muchas. Un día en el tablao estaba cantando un cantaor y estaba un primo suyo viendo por ahí y, de repente, vemos que el primo sube al escenario mientras que estamos actuando y le susurra algo al oído al cantaor, el cantaor se baja del escenario y se pira. Luego nos enteramos de que el coche se lo llevaba la grúa y el otro, ni corto ni perezoso, se subió al escenario a decírselo. Y se marchó, en vez de darle las llaves. Luego también hubo una vez una  noche muy mágica en la que se fue toda la luz del barrio y para poder hacer la actuación pusimos velas alrededor del escenario. Claro, tuvimos que bailar de otra manera, evitar el vuelo de los vestidos para que no se quemaran. Fue como muy bonito y mágico, algo muy diferente. Al público creo que le llegó un montón. Luego, de un modo particular, siempre me acuerdo de un hombre que parecía como de campo y estaba en primera fila. Estaba viendo el espectáculo y me acuerdo de verle amoratado, llorando. No podía parar. Veía a una y a otra bailar, a cada uno de los que hicimos el cuadro y es que estaba tan tan emocionado que no dejaba de llorar. Él estaba vestido como de campo, era un hombre humilde. Eso me llegó muchísimo. Ha habido muchas anécdotas, cosas muy bonitas que recibes del público. De repente, alguien te deja una nota anónima o un niño te regala un dibujo de lo que ve en ti baiando. Ese tipo de cosas también me mola un montón y tengo muchos recuerdos de ese tipo y la verdad es que los guardo como oro en paño.

»¿Qué ha significado Las Carboneras? Pues ¡madre mía, Las Carboneras! Me emociono. Ha sido un sueño hecho realidad, algo inimaginable para mí, nunca hubiera podido imaginar que iba a tener un sitio tan especial, tan bonito, yo por lo menos lo siento así. Las Carboneras, para mí, es un lugar familiar. Eso me trae mucho orgullo porque todo el mundo lo siente así, como un lugar, para ellos, de su familia. Donde se recoge el arte, pero también el corazón. Por parte de todo el mundo, desde la parte artística, que la llevamos nosotros, hasta las relaciones establecidas con Kike, con los otros camareros que han estado y han ido pasando, con las cocineras… A lo mejor es también nuestra forma de trabajar, pero todas esas cosas me parecen igual de importantes. Y luego, a nivel profesional, hacía más de treinta años que no se abría un tablao en Madrid. La apertura de Las Carboneras fue algo muy marcado y de mucho respeto para nosotros. Desde el principio nos lo curramos un montón, a nivel personal. Todos los socios pintamos la sala, empezamos de cero. Nosotras teníamos que participar llevándonos los manteles y trayéndos al día siguiente lavados y planchados. Un trabajo de familia, lo que te digo. Siento Las Carboneras con mucho orgullo, es algo construido en veinte años. Muy trabajado y, a nivel profesional, creo que creamos una forma de baile y una forma de libertad, también. Es curioso pero yo creo que mucha gente, cuando viene a Las Carboneras, siente esa libertad y siente un apoyo incondicional. Y es algo también muy de nuestro sello. Que nosotros, te hablo de los fijos, Ángel Gabarre, Tacha y yo, sea quien sea, siempre vamos a apoyarle al 200 por cien. Y creo que eso es algo que la gente recibe. Seamos mejores o peores, pero lo hacemos desde el corazón. Eso nos nace. Y pienso que hemos creado un espacio exclusivo y único que tiene su sello, su marca. Donde no solo consume flamenco gente de aquí, tenemos gente de Francia, de México, de muchos lugares, que vienen siempre para ver Las Carboneras, para conocerlo y que son fijos. Yo, la verdad, siento muchísimo orgullo por mi casa. Muchísimo orgullo por todos los socios, por todo lo que hemos trabajado, por todos los trabajadores. Y, a por muchos años más. Ahora, en estos tiempos tan difíciles, pues habrá que luchar otra vez por un nuevo inicio. Estoy dispuesta, estoy dispuesta a eso y a todo».

 

Fernando de la Rúa

Fernando de la Rúa es un guitarrista brasileño nacido en Itapeva (Sao Paulo, Brasil) y residente en Madrid desde 2000. Músico y compositor de los discos “Nuances” (2012)  y “Aural” (2017), posee un lenguaje híbrido del flamenco con elementos armónicos de la música brasileña, creando temas originales para espectáculos con montajes coreográficos.

Sus principales referencias artísticas y profesionales son el Centro de Arte Flamenco y Danza Española Amor de Dios o el Tablao Flamenco Las Carboneras.

Artistas con quienes ha actuado: La China, Manuel Reyes, Domingo Ortega, Inma Ortega, Rocío Molina, Tacha, Ana Romero, Rafaela Carrasco, La Popi, Ángel Gabarre, Rafael Jiménez El Falo, Manuel Liñán, Sara Calero, Gema Caballero, Juañares, Alejandro Molinero, Marco Flores, Olga Pericet, Chelo Pantoja, Pedro Sanz, Jose Luis Montón, Pablo Suárez, Jesús Torres, entre otros.

Ha trabajado como guitarrista y compositor en el Teatro del Concertgebouw (Amsterdam), Teatro Albéniz (Madrid), Teatro Español (Madrid), Joyce Theatre (Nueva York), Teatro Shinjuku (Tokio), Teatro Victoria (Singapur), Real Coliseo de Carlos III (El Escorial), Café de la Danse (París), Kennedy Center (Washington DC), ONU Theatre (Nueva York), Sadler’s Wells Theatre (Londres), entre otros.

Ha recibido los premios a mejor música para danza en el Certamen de Coreografía, Danza Española y Flamenco (2004, Teatro Albéniz de Madrid); autor revelación de la Academia de la Música de Madrid (2011); Premio de Música de la revista Brazil com Z en Madrid (2014).

Principales festivales de flamenco donde ha actuado: Festival de Jerez de La Frontera, Bienal de Sevilla, Womex, entre otros.

Álbumes en los que ha colaborado: «De ida y vuelta”, de Patricia Prieto (2005);

“Soleando Suite”, de José Luis López (2006); «Sueños de un hombre despierto” (2007) y “La llamada” (2014), de Ismael Serrano; «Trabajito de chinos” (2008) y “Supercop” (2009), de La Shica; “Telaraña – Canciones para mejorar el mundo”, de Vanessa Borhagian (2009); “Onde é que o caminho sai?”, de Flávia-N (2009); “Sin compasión”, de Pasión Vega (2011).

Actualmente es profesor especialista y docente en el Conservatorio Superior de Danza María de Ávila en Madrid, bajo la coordinación de Rafaela Carrasco, Isabel Bayón y Jesús Torres. Además, es profesor de guitarra y guitarrista en los cursos del Festival Flamenco de Stuttgart (Alemania) (2016-2019) bajo la dirección del bailaor y coreógrafo Miguel Ángel Espino.

Dúos musicales: “Saudade Flamenca”, fusión flamenco-brasileña y latinoamericana con la cantante madrileña Patricia Prieto; “A dos Guitarras”, dúo de guitarras clásica, brasileña y flamenca con el guitarrista Pablo Romero Luis; “Dúo Baguá”, proyecto instrumental con Choro de Rua con el músico y compositor Marco Ruviaro (mandolina); “Dúo Arabiando”, formado por Fernando de la Rúa  y Leticia Malvares (flautista).

Proyectos de música y danza (clásica, flamenco y brasileña):

Los Choros de Madrid – Música instrumental brasileña.

Regional Matuto – Cuarteto de Choro (música brasileña instrumental) con los músicos y compositores Marco Ruviaro, Barbara Piperno y Marco Zannoti.

Brasil Flamenco Madrid – Dirección artística de la bailarina Yara Castro y «Cuadro Flamenco» de músicos y bailarines de Brasil y España.

Sons y Sonidos – Proyecto ideado por Yara Castro. Espectáculos, cursos teóricos y prácticos de flamenco por todo Brasil.

ADM – Proyecto de danza clásica española y flamenca ideada por el coreógrafo  y bailaor Alejandro Molinero.

Gabriel Matías

Bailaor brasileño nacido en 1994, convive con el flamenco desde pequeño. Robinson Gambarra y Juliana Prestes figuran entre los maestros que tuvo cuando empezó a bailar a los 11 años en Porto Alegre. Más tarde, forma parte de la Companhia de Flamenco del Puerto y baila en importantes festivales de artes escénicas por todo Brasil con los espectáculos “Las cuatro esquinas” (2012) y “Consonantes” (2014), siendo galardonado dos veces con el Premio Açorianos de Dança en la categoría de mejor bailarín. En 2015 fija su residencia en Madrid e ingresa en el Conservatorio Superior de Danza María de Ávila donde obtiene el titulo superior en danza en la especialidad de Pedagogía del baile flamenco. También se ha formado con bailaores de la talla de Isabel Bayón, Rafaela Carrasco, Belén Fernández, Alfonso Losa, Marco Flores o Eva Yerbabuena. Es presencia constante en la programación de los tablaos flamencos de Madrid como Café de Chinitas, Las Carboneras, Torres Bermejas, Corral de la Pacheca o Café Ziryab, que compagina con su labor en importantes compañías, entre ellas las de Antonio Canales y Javier Latorre, actuando en festivales como Madrid en Danza o el Festival de Flamenco de Jerez. En 2018 fue reconocido con el Premio Talento Flamenco Madrid otorgado por la Fundación Cristina Hereen y, recentemente, con el Premio Extraordinario del Festival de Jerez como Mejor solista profesional figura masculino en el marco del Concurso Internacional Flamenco Puro 2019. Actualmente, forma parte de la Compañía Rafaela Carrasco y sigue de gira con su primer espectáculo como autor, titulado “ELLOS”, estrenado dentro de la programación del Festival Flamenco de Jerez 2020.

Pau Vallet

Nace en Barcelona en una familia de músicos. De muy joven empieza a tocar la guitarra y finaliza su formación junto al maestro Juan Manuel Cañizares.

Al mismo tiempo, se desenvuelve en los tablaos de Barcelona y también toca con artistas de jazz como Marco Mezquida, Marc Miralta o Ernesto Aurignac.

En 2016 pasa a formar parte del Ballet Flamenco de Andalucía y se traslada a vivir a Sevilla.

En 2019 se traslada a Madrid y se une al Ballet Nacional de España bajo la dirección de Rubén Olmo.

También ha trabajado junto a artistas como Mayte Martín, Montse Cortés, Chicuelo, Antonio Canales o Arcángel.

Alejandra Gudí

La bailaora almeriense, ganadora del primer premio nacional por alegrías La Perla de Cádiz en 2018, ha trabajado en compañías de baile de reconocido prestigio a nivel nacional e internacional como la de Antonio El Pipa, en los espectáculos “Pasión y ley”,  «Vivencias», «De tablao» y «Puertas adentro»;  la compañía flamenca de Carmen Cortés en el espectáculo “Mujer flamenca”; y el Ballet de Rafael Aguilar, en donde debuta como solista en la obra «Carmen».

Con el Ballet Flamenco de Andalucía, dirigido y coreografiado por Rafaela Carrasco, participa como cuerpo de baile y haciendo roles de solista en los espectáculos “En la memoria del cante, 1922”, “Imágenes” (20 aniversario del Ballet Flamenco de Andalucía), galardonado con el giraldillo al mejor espectáculo de la XVII Bienal de Flamenco de Sevilla, y “Tierra Lorca, cancionero popular”, galardonado con el giraldillo al mejor elenco de baile de la XVIII Bienal de Flamenco de Sevilla y finalista en los premios Max como mejor elenco de danza.

Con el Ballet Flamenco José Porcel ha trabajado participando en los espectáculos “Momentos” y “Encuentro” (espectáculo que contó con el maestro Antonio Canales como artista invitado). También ha colaborado, entre otras formaciones, con la Compañía de Rubén Olmo con el espectáculo “La muerte de un minotauro».

Compagina su trabajo en compañías de danza con su carrera en solitario trabajando en algunos de los tablaos mas prestigiosos de Madrid, como el Corral de la Morería, Corral de la Pacheca, Casa Patas, Villa Rosa, Café de Chinitas, Las Tablas, Torres Bermejas o Las Carboneras.

 

Entrevista Alejandra Gudí

«El tablao para mí es libertad»

 

«Cuando yo era chica e iba al conservatorio de Almería, resulta que era muy delgaducha, con los brazos y piernas muy largos, con los ojos claros. El prototipo totalmente de clásico. Entonces, mis profesoras se empeñaron en que yo era una niña de clásico. Y había un problema y era que a mí el clásico no me gustaba. Total, que un día me dan el boletín y las notas, muy bien en clásico y en español, suspenso. “Bórrame, mamá, bórrame”. El español me lo han suspendido y será que no sirvo y para clásico no voy porque no me gusta. Mi madre me dijo que no, que tú no te borras de ningún sitio. Gracias a Dios porque, si no, no sé que hubiese sido de mí. Pues nada, no hice caso a nadie y seguí con el español y mis cosas de flamenco. Hasta el día de hoy, ya no hubo escapatoria.

»Un antes y un después en mi carrera profesional fue entrar en el Ballet Flamenco de Andalucía con Rafaela Carrasco. Porque la vida ahí me puso con personas maravillosas a las que admiro infinito. Ya las admiraba antes de entrar allí, pero aprendí muchísimo de ellos, me cambió el concepto de muchas cosas, se me abrió la mente. Me cambió el concepto de baile, de espectáculo , aprendí otros lenguajes diferentes a los que yo habitualmente trabajaba. Y, quieras que no, creces artísticamente y se te va conociendo más, se te abren más caminos, una cosa te va llevando a la otra, vas trabajando más, se te abren más puertas. Entonces, claramente, fue un antes y un después.

»¿Y qué significa para mí trabajar en un tablao? Es el medio por el que yo me siento libre, libertad. Porque tú cuando te subes en el tablao no sabes nunca qué te puede pasar, no sabes quién te va a cantar, qué te van a cantar, cómo, cuántas letras, qué te van a tocar, cuántas falsetas, no sabes nunca nada. Bueno, dentro de unos códigos, lo que va pasando va fluyendo y nacen cosas maravillosas, mágicas, que surgen en el momento. Entonces, para mí es libertad».

Eduardo Cortés

Eduardo Cortés nace en Barcelona en 1980. Comienza sus estudios de guitarra flamenca a la edad de 14 años con el guitarrista José Luis Montón. Continúa su formación en el Taller de Músics de Barcelona. Profesionalmente, comienza su carrera a la edad de 15 años en la compañía de baile de La Tani.
Ha trabajado para las compañías de flamenco de Antonio Canales, Sara Baras y María Pagés y ha acompañado a bailaores y bailaoras de la talla de Farruquito, Pepe Torres, Pastora Galván, Israel Galván, Manolete, El Toleo, Javier Latorre, Eva La Yerbabuena, Belén Maya, Belén Fernández, Manuel Liñán o Marco Flores.

Ha compartido escenario con José Jiménez “El Viejín”, Jesús de Rosario, Niño Josele, Tomatito, El Paquete, Manuel Parrilla, Montoyita y Juan Manuel Cañizares.

Su guitarra ha acompañado a figuras del cante tales como La Susi, Ramón El Portugués, Estrella Morente, Montse Cortés, Remedios Amaya, Guadiana, Pepe Luis Carmona, Miguel de la Tolea o El Falo.

Ha participado en la grabación de discos de Manuel Carrasco, Diego El Cigala, Montse Cortés, Parrita,  Josep Mas «Kitflus», Carlos Martín, Javier Limón, Michael Ciro y Antonio Carmona. Además, compone temas para diferentes artistas.

Ha sido el director musical de la compañía de baile de Rafael Amargo y ha participado en la obra de teatro “Los Tarantos”, el primer musical de flamenco, basado en la novela de Alfredo Mañas.

Realiza giras por todo el mundo y su guitarra es requerida tanto para baile como para cante. Actualmente trabaja en su estudio para la cadena Netflix y produciendo música como la del espectáculo de la bailaora Olga Llorente, “Gala, una mirada eterna”.

Luís “El Granaíno“

Luis «El Granaíno» es un cantaor nacido en Barcelona en 1988 de familia de cantaores y guitarristas granadinos, entre ellos Luis Heredia «El Polaco», La Nitra, Juaneke, su padre cantaor, Paco Fernández, o su tío el guitarrista Justo Fernández.

Desde muy pequeño, como a los 5 o 7 años, ya estaba en las peñas junto a los grandes. Después empezó a actuar con figuras como Karime Amaya, Mercedes Amaya «La Winy» y hasta trabajar en los últimos años con los mejores: Antonio Canales, en varias ocasiones, Rafael Amargo, Duquende, El Pele, Farruquito y, en el Tablao Cordobés de Barcelona, con algunos de los más destacados artistas de la actualidad, como Juan de Juan, Farru, José Maya, La Tana, La Fabi, Paloma Fantova, Marco Flores.

También ha compartido escenario con Manuel Fernández «El Carpeta», El Yiyo, Pepe Flores, Montse Cortés y Olga Llorente.

 

 

Kélian Jiménez

Nacido en Madrid en 1979, Kélian Jiménez pertenece a una familia de músicos profesionales de la guitarra flamenca. Su educación musical viene de su infancia por pertenecer a uno de los barrios madrileños, Caño Roto, donde el flamenco ha sido y es cuna de grandes artistas.

Su formación en el baile flamenco la adquirió al lado de profesionales de gran prestigio y nombre como son Manolete, El Güito, La China, María Magdalena, Antonio Canales, Adrián Galia y, en danza contemporánea, Teresa Nieto, Lola Greco, así como en varios centros de formación.

Su debut fue a los doce años a través de la compañía de Rafael Aguilar y con la obra de teatro “Carmen”, al lado de Teresa Berganza. Después vino su pertenencia a la compañía de Antonio Canales durante cuatro años con las obras “Torero”, “Narciso”, “La Cenicienta”, “La casa de Bernarda Alba”, “Raíz” y “Gitano”.

Después llegó su implicación en la fundación de la compañía Arrieritos con la creación de distintos espectáculos nominados a los premios Max en 2006 y 2007.

Además, ha trabajado con las compañías de El Güito, Lola Greco, Hermanos Losada, Esther Ponce y Paco Suárez, entre otras.

Actualmente, además de impartir cursos de danza, continua actuando en tablaos como Las Carboneras y en teatros.

Laura Fúnez

Laura Fúnez (Madrid, 1996) es graduada en danza española en el Real Conservatorio Profesional de Danza Mariemma. Obtiene diversos premios, entre los que cabe destacar Bailarina Sobresaliente en el IV Certamen Coreográfico de Tetuán y el primer Premio del V Concurso Internacional de Danza de Almería. Actualmente, es bailarina solista y cuerpo de baile en distintas compañías profesionales como Enclave Español, dSyR, Cía. Nota de Paso o Carlos Vilán.