El Oruco

Jose Manuel Ramos “El Oruco (Sevilla, 1987) recibió sus primeras lecciones con el bailaor sevillano “El Torombo” con quien compartió escenario en la temporada de flamenco de la diputación y el Coliseo Cubierto “El Palenque” de Sevilla, pasando luego a manos de  Juan Manuel Fernández Montoya “Farruquito“.  Ha complementado sus estudios con artistas como La Farruca, La Faraona, Antonio Canales, Juan de Juan y dentro de sus trabajos más importantes destaca su participación en el espectáculo ¨Los Gnomos del Flamenco¨, de la compañía de Antonio Montoya ¨Farru¨, así como su intervención en las diferentes  ediciones de la Bienal de Arte Flamenco de Sevilla, Festival Mont de Marsans, Bienal de Arte Flamenco de París, Festival USA y otros eventos de interés nacional e internacional dedicados al arte flamenco, al lado de artistas como Israel Galván, Rocío Molina, Rosario ¨La Tremendita¨ , Esperanza Fernández, Pastora Galván, Argentina y José Ángel Carmona, entre otros. Destaca también su papel protagónico como bailaor en espectáculos como ¨Flamenco de raza¨, del cantaor Curro Fernández; ¨Rara Avis¨, del guitarrista Eduardo Trassierra; ¨Alma gitana¨, de la bailaora Juana Amaya, y ¨Seis por derecho¨, de su propia autoría.

Actualmente produce su nuevo espectáculo “Ladrón del tiempo”,  participa en los espectáculos de Rosario “La Tremendita”, Rocío Molina, Eduardo Trassierra, y sigue presentando, junto con su grupo flamenco, las obras “Eco” y “Seis por derecho” en diversos escenarios de España y el mundo.

Como parte de su actividad docente continúa desarrollando un proyecto académico, “FormArte Flamenco”, junto a la también bailaora Karolina González “La Negra”, promoviendo el estudio del arte Flamenco desde sus bases estructurales técnicas, rítmicas y coreográficas, que ha llegado a diferentes academias de países como Chile, México, Colombia, Grecia, Estados Unidos y, más recientemente, Japón.

Baila asiduamente en tablaos como Las Carboneras, de Madrid.

Rocío Molina nos habla de El Oruco como instrumento:

«El Oruco es como un instrumento que lo tiene todo, todas las texturas y la percusión, todas las armonías, un instrumento completo en una orquesta completa. Aparte de la precisión, el matiz, la fuerza y también la sutileza, tiene sobre todo una intuición increíble, seguramente porque es bailaor. Es un gran músico y gran bailaor y tiene una intuición que, claro, le permite también tener mucha flexibilidad a la hora de acompañar, ya sea a un bailaor o bailaora o a cualquier músico. Él va adelantando el recorrido o el discurso que pueda hacer un bailaor porque conoce el cuerpo, y el que pueda hacer la guitarra o el cante, porque los conoce. Te permite esa flexibilidad que tampoco se convierte en una máquina aunque también lo es (tiene una base muy firme y sólida), pero cuando tú quieres atacar él te va siguiendo, ataca contigo, sabe llevarte, le puedes hacer alteraciones de tiempo que por su intuición las coge enseguida.

»Como bailaor yo defino su imagen como la de un jabalí, me gusta porque tiene esa agresividad, esa escuela, posee una extrañeza de dulzura que es algo que me resulta raro. Tiene una delicadeza y dulzura en contraste con su imagen y su físico, lo que te saca, te sorprende. Se puede también hablar del matiz y la elegancia, no solo se dedica a los pies, tiene también su forma y lenguaje de cuerpo y a mí me gusta un montón.

»Y luego que, como el niño también sabe cantar, lleva muy bien las letras, sabe escuchar muy bien el cante, separa y remata muy bien cuando hay que hacerlo. Es muy completo, El Oruco lo tiene todo, la verdad es que da una base, en una reunión de músicos y bailaores se puede convertir en un gran pilar. Es como el patriarca de la ceremonia. Para mí eso es El Oruco. Eso y mucho más.