Claudia Cruz

 

(Cádiz, 1986). A la temprana edad de 5 años comenzó a recibir clases de flamenco. Actualmente, con más de 10 años de experiencia, compagina actuaciones en los tablaos (como Las Carboneras), festivales y escenarios más importantes del ámbito nacional e internacional. Destaca por una técnica adquirida gracias a su formación y andadura profesional. Ha llevado a cabo espectáculos con firma propia como su ultimo trabajo, “Hilenco, danza homenaje al amor-arte del Rey del pop Michael Jackson”, proyecto que la artista está desarrollando actualmente.

Ha compartido tablas con artistas relevantes de la escena y es reclamada para impartir cursos tanto en España como en otros países, entre los que se encuentran Argentina, Uruguay, Costa Rica, Estados Unidos, Japón, Luxemburgo y Holanda.

A lo largo de su trayectoria ha colaborado con artistas como: Antonio y Juana del Pipa, Sara Baras, Marco Flores, Rancapino, Remedios Amaya, Duquende, Niña Pastori y Josemi Carmona, entre otros.

Los trabajos más relevantes que ha realizado en los últimos años son:

  • Estreno del espectáculo “Cai se bebe el sol”, de gira por Sudamérica (2018)
  • Estreno de “Hilenco”, Videodanza (2018)
  • Festival Flamenco en París, Circo Romaní (2018)
  • Festival de Albuquerque (Nuevo México), colaboración especial con Marco Flores

(2017)

  • Finalista del Concurso Nacional de Córdoba (2016)
  • Colaboración especial en el espectáculo “Entrar al juego” de Marco Flores en el XX

edición del Festival de Jerez (2016)

  • Partícipe del III Festival Flamenco de Japón (2014)
  • Bailaora solista de la compañía Antonio el Pipa (2008-2014)

Algunas de sus creaciones más destacadas:

  • Hilenco, danza homenaje al amor-arte del Rey del Pop Michael Jackson

(Actualmente)

  • Cádiz–Sevilla, Qué maravilla (2015)
  • Ni el hambre la vamos a sentí (2014)
  • Con alma (2009)

Trabajos para prensa y publicidad:

  • Ha colaborado con la revista GQ Nueva York bajo la dirección de Pedro Almodóvar, compartiendo reportaje fotográfico con Jon Kortajarena, Inma Cuesta, Adriana Ugarte, entre otros.
  • También ha colaborado con la firma de joyas Carrera y Carrera en Macao, China

Entrevista Claudia Cruz

 

«El tablao Las Carboneras me encanta, es una casa sublime y exquisita»»

 

«¿Qué destacaría de mi enseñanza durante toda mi carrera? Pues yo destacaría la forma con la que he aprendido, que pienso que es un poco especial y diferente de lo que yo he visto o escuchado de otra gente, que ha estudiado en la típica academia donde te enseñan este baile o el otro. Yo he tenido una maestra bastante especial, que tenía otro método de enseñanza, que a mí me ha ido muy bien y he aprendido muchísimo. A lo largo del tiempo también he pensado que eran unas clases un poquito duras para lo jóvenes que éramos todas las alumnas. Yo empecé en mi colegio aprendiendo el flamenco con cuatro añitos, porque en Andalucía se estilan las clases extraescolares después del colegio. Mi maestra me enseñó unas bases muy buenas de colocación, las manos, aprendí mis primeros tanguillos, alegrías, escobillas, las castañuelas… Y luego con 9 años empecé con otra maestra que la verdad es que me enseñó muchísimo. No eran las típicas academias en las que te pueden enseñar la guajira o la soleá por bulería, a lo mejor mi maestra en un paso se pasaba dos meses. Cada una de las maestras nos sacaba nuestra personalidad, no podíamos fijarnos una compañera en la otra para hacerlo. Eso destacaría de mi enseñanza, haciendo hincapié en lo que sentimos y lo que queremos transmitir con cada paso y cada ejercicio según el palo que estábamos aprendiendo. Después de eso, que eran unas clases de mucho pensar y dedicarle tiempo, ya conforme fui creciendo tuve mi personalidad afincada desde muy pequeña. Tengo que destacar que he aprendido mucho de todos mis compañeros con los que me he juntado en cada época de mi vida. De todo el mundo se aprende y se saca algo y luego tú lo transformas según tu personalidad, tus gustos o según lo que puedas ejecutar con tu cuerpo. También he dado algunos cursillos flamencos, que no han sido muchos porque cuando venían algunos profesores a Cádiz eran muy caros y mi madre no me los podía costear, era pequeña y no tenía dinerito. Y luego, de mayor, sí que he hecho algunos cursillos con maestros, claro está. Pero la enseñanza ha sido de mis maestros, primero mi maestra del colegio, que era Lourdes Florido, y luego Charo Cruz, que fue mi segunda maestra y es que la que me ha enseñado realmente muchísimas cosas: a parte de baile, la actitud en un escenario. Y por supuesto, la enseñanza del día a día, de los trabajos y de todos mis compañeros, que me han enseñado muchísimo.

»¿Qué destacaría de mi carrera? Yo destacaría cada momento, que es muy difícil porque son muchos ya, y todo lo que me queda si Dios quiere, que ojalá sean muchos años que pueda yo vivir del arte y del flamenco. Cada momento es destacable. ¿Por qué? Porque tú empiezas poquito a poco, yo por ejemplo empecé trabajando en hoteles de Cádiz, en fiestas privadas… Para mí eso fueron momentos muy relevantes porque yo era pequeña e iba con artistas más consagrados, con nombre, que bailaban muy bien. Tengo que destacar eso. A medida que iban pasando los años, ya me fui a Barcelona a un tablao, que fue mi primer tablao y la primera vez que me reunía con otros artistas de otras ciudades, con otras enseñanzas. Eso también es destacable. Todo para mí en cada momento es destacable. O la primera vez que me fui a Japón, que hice una gira con artistas también muy grandes y fue muy importante para mí. La colaboración que hice con Niña Pastori, que fue una cosa muy diferente y una gran sorpresa para mí porquè ella no había llevado artistas bailando en sus espectáculos y yo era una admiradora suya desde que era una niña. Cada momento de la vida es destacable. Y es un antes y un después porque cada momento es una experiencia única y para mí todas son válidas y preciosas.

»Por último, ¿qué es para mí trabajar en un tablao? Para mí, trabajar en un tablao es lo que más me gusta hacer porque es mi día a día, mi diálogo de diario. Es donde yo estoy más cómoda. También me parece muy interesante y mágico porque cada día es diferente, a lo mejor coincides unos días con unos compañeros, otros días con otros, entonces eso también cambia mucho. Es muy mágico porque nunca se sabe lo que va a pasar, según el día o las personas o cómo vengan hay días muy buenos, hay días más regulares, hay días fantásticos, días de más tristeza o de más energía. Pasa de todo. Es el lenguaje que tenemos nosotros diariamente, y sale ahí reflejado. Yo creo que el tablao es una verdad muy grande. Y para mí es un sitio donde yo me siento súper cómoda y creo que es una de las mejores cosas que yo sé hacer. Me encanta porque es mágico y nunca se sabe qué va a pasar ni lo que puede surgir, siempre te tiene como a la expectativa y abierta a varias cosas que te pueden suceder. También es un lenguaje muy directo con el público  porque se interactúa mucho en el sentido de que el público está muy cerca y ve todos los detalles de los artistas. Todo. Pasan muchísimas cosas también, a lo

mejor se ríen, lloran, se emocionan, charlan… Hay de todo. Eso también me gusta, que hay más libertad. Y para mí trabajar en el tablao Las Carboneras es uno de los sitios más maravillosos, que os quiero muchísimo, que es un trato exquisito, yo creo  que es único en todos los tablaos, la verdad, siempre que voy siento muchísimo cariño, mucha admiración, respeto, amor, y eso es muy importante cuidarlo y que los artistas se sientan así. Y la verdad es que me encanta, es una casa sublime y exquisita».