Guadalupe Torres
Guadalupe Torres nace en Madrid en 1983 y es un valor en alza del flamenco actual. Es titulada en danza española y flamenco por el Real Conservatorio Profesional de Danza de Madrid y en su formación destacan importantes maestros del flamenco.
Su carrera profesional comienza en la Compañía Andaluza de Danza para después pasar por otras compañías como la de Maria Pagés o Marco Flores en “De flamencas” , premiado mejor espectáculo en el Festival de Jerez. Le siguen diferentes proyectos en solitario destacando “Acuérdate cuando entonces”, llevado a la Bienal de Holanda, Festival de Helsinki o Festival de Jerez, y su última propuesta, “Roble” , con una gran aceptación, que ha pasado por el Milano Flamenco Festival, Jornadas Flamencas, Red de Teatros o el Festival Flamenco Madrid. Su personalidad hace que artistas de diversas generaciones como Marco Flores, El Güito o Montse Cortés cuenten con ella en diferentes colaboraciones por su versatilidad y frescura.
Es premiada en dos ocasiones en el prestigioso Certamen de Coreografía de Madrid a la mejor coreografía como pieza grupal con “A miedos, colores” y con la pieza solista “De los rincones”.
Combina su carrera profesional con la docencia impartiendo clases y cursos en España y países como Japón, Brasil, Argentina, Italia o China. Y siendo invitada como maestra y coreógrafa en el Conservatorio Superior de Danza de Madrid.
“El tablao es como el comer”, dice la artista madrileña
En cuanto a mi formación, una de las cosas que ha dado a mi baile apertura y versatilidad es el hecho de venir de una formación de conservatorio donde he estudiado danza clásica y española. Todo eso, combinado con las clases que tomaba también en Amor de Dios con gente de flamenco ha sido una base para dar un poco más de amplitud a mi baile. Luego, el hecho de haber estudiado con maestros en Madrid y en Sevilla también ha definido más mi estilo, el estudiar con muchos maestros diferentes y de diferentes estilos.
»De la parte profesional, destacar también que empecé a trabajar desde muy joven en compañías como la Compañía Andaluza de Danza, María Pagés, Marco Flores o Manuel Liñán y ese recorrido para mí ha sido muy importante, trabajar en compañías y en equipo, donde hay un trabajo de continuidad y de trabajo diario. «Eso también me ha dado capacidad para luego poder llevar a cabo mis espectáculos y mis propuestas en solitario, que actualmente tengo dos: “Acuérdate cuando entonces” , que es un formato de recital flamenco donde se trata de un flamenco más tradicional, digamos, y luego estamos también trabajando con “Roble” , que es una propuesta más estética y teatral, y sigue siendo el flamenco que yo hago y que ya me va definiendo.
Tengo esas dos propuestas, que son muy diferentes, aparte del primer espectáculo que hice con Jonathan Miró y David Coria, que fue nuestro primer experimento como compañía y con el cual aprendimos mucho y adquirimos madurez y nos dio otra visión de hacer las cosas y de llevar a cabo los proyectos.
“De los rincones”, en el que llevaba a Marco Flores como artista invitado, fue el primer experimento que hice en solitario. Y los dos montajes que llevamos ahora son más potentes y han ido a festivales importantes como la Bienal de Holanda, el Festival de Jerez y el Festival de Helsinki, etc.
“Esto lo combino con la parte docente, que es una faceta cada vez más importante en mi carrera con muchos cursos fuera, o como profesora invitada en el Conservatorio Superior, que he estado ahora. ”
Y luego, la parte del tablao, que para mí es totalmente imprescindible. Es la parte no que más me gusta, pero es algo necesario en mi vida. Igual que el tema de los espectáculos es algo que haces más esporádicamente, que lleva un proceso para llegar a ese día y hacer un bolo, el tablao es como el comer. El tablao es donde más he aprendido, donde surge el lenguaje real del flamenco entre cante, guitarra y baile, donde surge más la improvisación, el no saber nunca qué va a pasar y el que surjan tardes maravillosas. O no, también. Para mí es la escuela fundamental del flamenco, si realmente quieres aprender ese lenguaje, que para mí es el que es y para luego tener más libertad de hacer otras cosas.
Para mí el tablao es disfrute, es aprendizaje diario porque cada día se aprende más, incluso del peor día que tienes, también. Y del mejor, disfrutarlo. En este caso, en vuestra casa, en el Tablao Las Carboneras , y no es por hacer la pelota, es uno de los sitios donde quizás más he aprendido por el concepto que tenéis, por los músicos tan buenos que hay siempre, como el tesoro que tenéis ahí de Ángel Gabarre, por ejemplo. Y luego, por vuestro concepto de cómo es el tablao, cómo se llevan las palmas, cosas que a nosotros nos hacen aprender muchísimo, cómo tienes que cantar un jaleo, cómo llevas tu baile y haces que sea más redondo. Y sobre todo, el buen ambiente que hay siempre en esa casa. Que por supuesto hay también otros tablaos increíbles.
A este le tengo un cariño especial porque llevo yendo muchísimo tiempo, fue de los primeros a los que fui, pero para mí fue una escuela maravillosa en el sentido de que he aprendido muchísimo y sigo aprendiendo porque cada día es una aventura. Destacar el buen rollo que hay, que hace que se pueda trabajar muchísimo mejor, que la gente tenga libertad, que dentro de un orden haya libertad, que para mí es de las cosas más importantes para la danza, para el flamenco y para la música».