Jesús Fernández
(Cádiz, 1982). Comienza su carrera desde muy pequeño en su ciudad natal vinculado siempre a peñas flamencas y circuitos andaluces. Su desarrollo artístico crece ya en Madrid donde es requerido por todos los tablaos nacionales.
Ha colaborado en diferentes producciones como “Ni aquí ni allí” de Pepa Molina, “Tierra cantaora” de Manuel Morao, “El burlao de Sevilla” de Rafaela Carrasco, “Rew”, de Liñán y Doña, “Rosa, metal y ceniza” de Olga Pericet y es invitado como coreógrafo y primer bailarín por la compañía nacional de teatro holandesa The Nederlands Toonel en su obra “Medea” de Ola Mafaalani. Ha dirigido el espectáculo “Tablao”, un encargo de la Asociacion de Tablaos Madrileños, presentado en Suma Flamenca 2013 en losTeatros del Canal.
“Ataduras” es su primer espectáculo de producción propia presentado en diversos festivales como Jerez, Milán, México.
Obtiene en 2010 el premio El Desplante otorgado por el Festival Internacional de las Minas.
Recibe el premio al mejor bailarín sobresaliente en 2014 dentro del Certamen de Coreografía de Danza Española y Flamenco de la Comunidad de Madrid. Y en 2014 estrena su nuevo propuesta, “Gaditaneando, un tributo a Cádiz”, bajo la dirección de Flamenco Edition UK, con la que completa una gira por diferentes ciudades del Reino Unido en mayo 2015.
«El tablao es esencial en todos los aspectos», dice el bailaor gaditano
«Creo que el tablao es una clave fundamental para la evolución y el desarrollo de cualquier artista en relación con el flamenco, ya no solo en el baile, sino también en el toque o en el cante. Para mí el tablao es como si fuese un laboratorio, en el sentido de que es el lugar donde pongo en práctica todos mis conocimientos, mis propias fórmulas y estructuras, y mis mecanismos de pies, etc. Por eso me refiero al tablao como un laboratorio. También es un lugar donde te permite aceptar tus errores y aprender de ellos para, poquito a poco, darte tu tiempo e ir ejecutando en beneficio de uno mismo, en continua búsqueda de tu propia identidad. El estar currando diariamente te aporta una gran experiencia y, sobre todo, un conocimiento de tu baile, una conciencia de tu baile importantísima. El hecho de estar con el público tan cerca obviamente es una experiencia enriquecedora y muy positiva. Ahí no existe esa cuarta pared que puede existir en ciertos teatros de grandes dimensiones, el tablao es un lugar reducido y ese acercamiento con el público es bastante importante. En definitiva, creo que es una escuela importantísima por la que todos los artistas flamencos tenemos que pasar. Creo que es esencial en todos los aspectos».