José Jurado

José Jurado

José Jurado

Bailaor cordobés, en 1992 ingresa en el Conservatorio Profesional de Córdoba finalizando los estudios de danza española y accede a Danza clásica con excelentes resultados. Ha cursado clases con El Güito, Rafael Campallo, José Antonio, Aída Gómez, Aurora Bosh, Alfonso Losa, Andrés Marín, Mercedes Ruiz, Marco Flores o Manuel Liñán.

Se incorpora en 2001 a la Compañía Andaluza de Danza donde participa en montajes recorriendo teatros de Nueva York, Washington, Boston, Bangkok, Praga, Budapest, Sevilla, Madrid, Barcelona, Bilbao… En 2003, con Cristina Hoyos recorre varios teatros con el espectáculo “Yerma”. En 2004, comparte escenario con Rafaela Carrasco, Belén Maya y Manuel Liñán y se presenta en la Bienal de Sevilla. Ese mismo año se incorpora a la compañía de Aída Gómez y participa en el rodaje de la película “Iberia”, dirigida por Carlos Saura. En 2005, se incorpora a la compañía de María Pagés. Desde entonces sigue trabajando con ella recorriendo los mejores teatros y festivales del mundo.

Paralelamente a su trabajo con Pagés, presenta sus propios espectáculos, como “Manolete, arte, pasión y muerte”, que representó en 2010 durante en la Noche Blanca del Flamenco de Córdoba.

En febrero de 2012 viaja a Argel para dirigir y protagonizar su espectáculo “Templanza” dentro del XIII Festival Cultural Europeo en Argelia. A finales del 2013, realiza una gira por EEUU con dicho espectáculo. En la actualidad, compagina los escenarios con su labor como profesor en la Fundación Conservatorio Flamenco Casa Patas.

En todos estos años ha actuado en numerosos tablaos entre los que se encuentra Las Carboneras, en Madrid.

Como solista ha conseguido el cuarto premio en el concurso de “La Perla de Cádiz” (2007).

“El baile en los tablaos está en auge”

«En la actualidad, debido a la escasez de programación de flamenco en los teatros de España, el baile en los tablaos esta en auge, ya que el artista tiene la necesidad de expresar sus sentimientos y en ellos tienes la oportunidad de no perder el contacto con el escenario.

Personalmente, me aporta un aprendizaje constante y despierta mi faceta creativa, ya que, al coincidir con diferentes artistas, puedes ver la manera que tiene cada uno de entender este arte.

Es una experiencia por la que todos los artistas deberían pasar ya que te hace madurar en todos los sentidos».